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DEPORTES
el
Corrías hacia el encuentro puntual con el balón; el área era tu territorio, de primera intención o recepción y tiro, no había diferencia, la red igual se estremecía, los corazones se agitaban.
Poseías la fantástica y envidiable cualidad de la soberbia para defender tus colores e incitar a los tuyos a entender cada batalla.
Empatabas la astucia con la puntería; fuiste un incondicional del gol.
El ímpetu te traicionó en más de una ocasión, pero las imágenes de los tiempos de gloria están guardadas bajo llave en la memoria viva de millones de mortales que soñaron con estar en tus zapatos por lo menos un minuto.
Niño artillero, excelso goleador, amante eterno de un balón.