EFE.- El primer ministro británico, Boris Johnson, indicó este martes a las autoridades del futbol que su Gobierno no descartará ninguna medida, incluso a nivel legislativo, con el fin de frenar la formación de una Superliga europea.
El líder conservador del gobierno británico se reunió hoy con representantes de la Federación de futbol británica (FA), de la Premier League y de grupos de aficionados de ese deporte en este país a los que reiteró, según confirmó un portavoz de Downing Street -su oficina y despacho oficial- su “inquebrantable apoyo” en sus intentos por frenar la creación de esa polémica Superliga.
“El primer ministro confirmó que el Gobierno no respaldará que un pequeño puñado de propietarios creen una tienda cerrada”, apuntó un portavoz oficial en un comunicado.
MEDIDAS
En la nota se agrega que Johnson “ha sido claro en que no se descarta ninguna medida. Dice que el Gobierno británico explora todas las posibilidades, entre ellas las opciones legislativas, a fin de asegurar que se frenen estas propuestas”.
La fuente oficial reveló asimismo que en la reunión participaron representantes de la FA y de la Premier League; así como grupos de aficionados de los clubes Liverpool, Manchester United y Tottenham Hotspur.
El “premier” ya mostró su oposición al anuncio de doce clubes europeos de lanzar una competición europea cerrada entre los más ricos y poderosos. Afirmó que los equipos son “algo más que marcas globales”.
En este país cada vez surgen más iniciativas del sector político, medios de comunicación para tratar de frenar la Superliga. Los aficionados de los seis equipos ingleses implicados en el proyecto Manchester United, Chelsea, Arsenal, Tottenham, Manchester City y Liverpool también se han manifestado.
PORTUGAL TAMBIÉN SE OPONE
El gobierno británico no es el único que buscará frenar la Superliga. El primer ministro de Portugal, António Costa, se sumó a la oleada de rechazo a la Superliga impulsada, entre otros por el presidente del Real Madrid, Florentino Pérez.
La propuesta de crear una liga europea al margen de la Unión de Federaciones Europeas de Futbol (UEFA) y con tan solo 20 equipos participantes (15 fijos), “debe ser rechazada sin ninguna vacilación”, señaló Costa en su cuenta de Twitter.
“Los principios de solidaridad, la valoración de los resultados deportivos y el mérito no se pueden vender”, matizó.
Su postura está alineada con la del presidente de la Liga Portugal, Pedro Proen\u00e7a, quien este lunes se opuso de manera “frontal” al proyecto.
Proen\u00e7a describió la Superliga como un intento “diseñado por una pequeña elite con intenciones exclusivas”, que “pondría en entredicho los cimientos sobre los que siempre se ha desarrollado el futbol”.
ESPAÑA, EN CONTRA
La mayoría de los grupos parlamentarios del Congreso español censuraron la iniciativa de crear una Superliga semicerrada por parte de doce clubes europeos al considerarla elitista, que perjudica a los equipos más pequeños y que solo busca el rendimiento económico.
Incluso el diputado de Más País Íñigo Errejón reclamó que el Gobierno solicite a la Comisión Europea que investigue si esta competición vulnera la normativa sobre competencia y registrará una propuesta para que el Ejecutivo de Pedro Sánchez acuda a Europa con el fin de garantizar que no se produce una “secesión de los ricos”.
A su juicio, la Superliga “podría vulnerar la normativa europea en materia de competencia”, en concreto el artículo 101 del tratado de la UE, porque “son clubes que compiten en sus mercados nacionales y que deciden separarse y generar un intento de mercado paralelo”.
También desde Unidas Podemos, Jaume Asens criticó el proyecto “hecho a imagen y semejanza de Florentino Pérez”. Es una iniciativa “elitista, que va en beneficio de los clubes poderosos y en perjuicio de los equipos más modestos y del futbol base”.
Para el portavoz de ERC, Gabriel Rufián, es una “pelea entre millonarios”, que se resolverá porque “los millonarios se suelen poner de acuerdo”. “Hace tiempo que el futbol dejó de tener importancia”. En el “nuevo business” no permiten que “equipos pequeños” como el Espanyol jueguen contra “grandes” como el Bayern.
La portavoz de Bildu, Mertxe Aizpurua, cree que la Superliga concreta que el “gran negocio” del futbol “se vende al mejor postor”. “No hay deporte”, solo “nuevas reglas que marginan a la mayoría en beneficio de una minoría poderosa”, ha censurado.
A las críticas se uó el diputado de Galicia en Común Antón Gómez Reino, que lo tildó de “pretendida emancipación de los ricos”. Instó a los clubes que quieren la Superliga a que si inician ese camino estén “fuera de las competiciones y de las televisiones”.
El diputado de Compromís Joan Baldoví ha rechazado que el “futbol se reduzca a tres”. “No nos gusta el bipartidismo, somos fervientes defensores del multipartidismo”, ha señalado y ha dicho que no verá “un solo partido”; “se lo pueden meter allá con sus millones”, ha agregado.
A la portavoz de la CUP, Mireia Vehí, le sorprende que en este momento la “indignación” se desate por este debate sobre el futbol. Aunque cree que igual es un buen momento para “poner en cuestión” el modelo actual y debatir “si es deseable” seguir adelante con un modelo que mueve millones y millones de euros”.
Ferran Bel, de JxCat, expresó las reservas del PdeCat y dijo que a la espera de conocer la propuesta, lo ven “con muchísima cautela”. En principio, cree que la idea de crear una Superliga puede generar “muchas más desigualdades” en el fútbol.
Quien no comparte estas opiniones generalizadas es el portavoz de Vox, Iván Espinosa de los Monteros. Señaló que si bien entiende “el desasosiego de muchos aficionados” se está transmitiendo el mensaje de que la Superliga acabará con la Liga “y no es eso, de lo que se está hablando es de sustituir a la Champions League”.