Banco Central Europeo bajó sus tasas de interés pese a desconfianza de algunos integrantes de que la inflación llegue a la meta del 2%

EFE.– El Consejo de Gobierno del Banco Central Europeo (BCE) aprobó bajar las tasas de interés en junio pese a que algunos miembros consideraron que la información disponible no había aumentado su confianza en que la inflación llegara al 2%, por lo que un recorte no se ajustaba al principio de dependencia de los datos.

El BCE publicó este jueves las actas de su reunión de política monetaria del pasado 5 y 6 de junio, en la que bajó las tasas de interés en 0.25 puntos, hasta el 4.25%, en un contexto de repunte de la inflación en mayo.

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El organismo también recortó en un cuarto de punto la facilidad de crédito —la que presta a los bancos a un día—, hasta situarla en el 4.5%, y la facilidad de depósito —que remunera el exceso de reservas a un día—, hasta el 3.75%.

Una decisión que no fue unánime, sino que el gobernador del Banco Nacional de Austria, Robert Holzmann, votó en contra, tal y como él mismo explicó un día después.

“Se mantuvo una opinión discrepante, según la cual los datos recibidos desde la última reunión y los riesgos al alza para la inflación no respaldaban la conveniencia de un recorte de las tasas”, según las actas publicadas este jueves.

En particular, este miembro argumentó que estos datos mostraban la rigidez de la inflación, que podía verse intensificada por los riesgos geopolíticos, al tiempo que un desacoplamiento con Estados Unidos podía “agravar las presiones inflacionistas a través de los efectos de los tipos de cambio”.

Pese a ello, casi todos los miembros se mostraron a favor de la propuesta de recorte realizada por el economista jefe del BCE, Philip R. Lane, aunque durante la reunión algunos de los que finalmente la apoyaron expresaron sus reservas.

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Unos cuantos miembros aseguraron que los datos disponibles desde la última reunión no habían aumentado su confianza de que la inflación llegaría al objetivo del 2% en 2025, “sino que, por el contrario, apuntaban a una mayor incertidumbre en las perspectivas”.

También argumentaron que en abril se habían mantenido las tasas porque no había suficiente confianza en alcanzar el objetivo y, desde entonces, el crecimiento salarial había sorprendido al alza y la inflación parecía más firme.

A ello se sumaba que las proyecciones de los expertos del BCE se habían revisado al alza para la inflación general y subyacente en 2024 y 2025, al tiempo que se había retrasado el retorno al 2% al último trimestre de 2025, lo que sugería “que el último tramo, como fase final de la desinflación, era el más difícil”.

“En conjunto, estas consideraciones sugerían que recortar las tasas de interés no se ajustaba plenamente al principio de dependencia de los datos y que había razones para mantenerlos sin cambios en la reunión actual. No obstante, se expresó la voluntad de aprobar la propuesta a pesar de las reservas formuladas”, se recoge en las actas.

Frente a estos argumentos, la mayoría de los miembros expresó su confianza de que la inflación alcanzaría su objetivo del 2% a finales de 2025, “pese a que los datos más recientes habían sido ligeramente menos favorables”.

Estas autoridades monetarias afirmaron que se había previsto que la senda deflacionista sería accidentada y ruidosa y que un proceso suave y lineal en 2024 no era un requisito previo para confiar en la consecución de este objetivo.

Por ello, pidieron centrarse en el panorama general y en las perspectivas más amplias, no en las observaciones individuales, ya que “los detalles de la evolución entre reuniones entrañaba el riesgo de no poder ver el bosque por los árboles”.

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