Foto: Acarreado
Por Carlos García / Especial para Latinus
Acarreado es un migrante de El Salvador que dejó su país hace año y medio. Se instaló en México huyendo de su pasado en las maras, las pandillas que proliferan en Centroamérica. Desde entonces ha buscado cualquier tipo de trabajo para sobrevivir y en los últimos meses encontró uno inesperado: ser parte de la campaña electoral de Morena.
Comenzó en octubre del año pasado apoyando a Omar García Harfuch, entonces precandidato de Morena a la Jefatura de Gobierno de la Ciudad de México. Conoció a La Jefa, una operadora que le prometió un pago quincenal por realizar diversas actividades y le abrió las puertas de un mundo desconocido para él.
Acarreado —llamado así para proteger su identidad— asegura que participó en actividades electorales por necesidad, no por interés. “La necesidad lo hace a uno andar aquí. Yo, primera vez que ando metido en esto”.
El testimonio de lo que vivió como recluta de Morena en la Ciudad de México lo cuenta a través de entrevistas presenciales, llamadas telefónicas y, principalmente, mensajes de WhatsApp.
Esta es la bitácora de lo que vivió Acarreado en la más reciente precampaña y campaña electoral que llevó a la presidencia a Claudia Sheinbaum:
Riéndose, describe que entregó cobijas con el rostro de Omar García Harfuch. En una foto enviada como prueba se observa a un montón de señoras que se aglutinan alrededor de una camioneta blanca para obtener la sábana.
Acarreado parece entusiasmado con la nueva oportunidad laboral, pero rápido le cortan los ánimos al avisarle que el trabajo terminó. “Hasta hoy hay chamba. Se terminó ya el jale aquí, esto de andar haciendo publicidad, dice La Jefa”, escribió por WhatsApp.
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Acarreado manda una foto: serio, con gorra y una escalera al hombro con la que sube a colocar lonas. Jamás lo había hecho. La Jefa volvió a contactarlo dos meses después, ahora para apoyar en la precampaña de Claudia Sheinbaum. “Ya salió jale. Así es que mañana me voy con todo a pegar lonas de tu próxima presidenta, la Claudia”, suelta con ironía.
Acarreado llegó a las 6:00 de la tarde para “hacer bulto y poner lonas”. Ese día fue el cierre de precampaña de Claudia Sheinbaum y no sólo se encargó de retacar espacios públicos con propaganda, por primera vez le tocó acarrear gente. La Jefa se los pidió. “Traer a una persona es obligatorio. Cada uno de nosotros teníamos que traer a una persona más para hacer más masa de gente, pues”, escribe desde el mitin.
Cuatro días después le tocó ir a Nezahualcóyotl, Estado de México, para colocar 25 lonas de Esperanza Villalobos Pérez, diputada por el distrito 22 de Iztapalapa. Hace una semana que no le pagan la quincena, La Jefa le ha dicho que la entrega del dinero será a fin de mes.
Los mensajes son para quejarse sobre la demora de los pagos. La larga espera de ese sobrecito amarillo con dinero en efectivo que no llega. Está cansado de ir de un evento a otro y no obtener los 3 mil pesos que le prometieron.
Recibió una llamada de última hora. A las 9:30 de la noche se presentó por órdenes de La Jefa en un lugar de Iztapalapa. Ese llamado urgente era para emprender lo que ella y su gente llaman “campaña sucia”, es decir, retirar propaganda de los candidatos contrarios. Lo que hicieron esa noche fue “ganar territorio”, explica. El trabajo terminó a la 1:00 de la mañana, con frío y sin pago.
La Jefa le pidió una nueva tarea, reunir cinco personas para llevarlas a “apoyar” a la diputada federal Aleida Alavez Ruiz en su segundo informe de actividades en Iztapalapa. Parecía buena noticia porque aquella llamada era trabajo, pero acarrear cinco personas desde el barrio en el que vive le suponía gastar en el transporte de todos los acompañantes, así que era complicado cumplir con la cuota solicitada.
“Ya ando por aquí en el evento”, escribió a la 1:36 de la tarde. Acarreado apareció en el mitin pese a no cumplir con el requisito. Llegó a las 9:00 de la mañana llevando a una persona que, como él, no tiene documentos migratorios y está desempleada. Eso le molestó a La Jefa, pero le permitió quedarse y hacer “bulto”. Acarreado estaba molesto porque pese a todo el esfuerzo, Morena no le pagó ni el transporte público: “Ni agua nos dieron. Es parte de la chamba, dicen ellos”.
Tiene días esperando el comienzo de las campañas para reactivarse laboralmente. Pero recibió un nuevo pretexto. “Me dieron de baja. Pues por los papeles (migratorios). Me dijeron que no tengo”, escribió por mensaje. Y en efecto, Acarreado no cuenta con documentos que acrediten su estancia legal en México.
— “Hasta mañana entro, me dijeron”, escribe.
— ¿Entrar a dónde?
— “A caminar con los morenistas, a la campaña de Claudia”, responde.
Hoy se percató que el recibimiento a los enviados y promotores de Morena no es igual en todas las colonias de la Ciudad de México. Acudió a colocar propaganda en la colonia Portales, en la alcaldía Benito Juárez, y fue rechazado. “No los quieren aquí. No quieren agarrar ni una gorra o calendario o bolsas”. Tampoco aceptan una manta de Claudia Sheinbaum en sus casas, escribe.
La campaña electoral continúa. Acarreado se ha dedicado a colgar mantas de Sheinbaum. Lo que no continúa es el pago por sus servicios. Lleva varios días sin recibir dinero. Desde que el partido decidió pagarle cada fin de mes, la angustia no cesa, se alarga. Otra vez le han pedido acarrear cinco personas para un mitin del partido, el de un candidato a diputado local. Si no cumple, puede perder el trabajo. Llevar gente a los eventos políticos es la faena más importante para Morena, por ello fallar implica recibir el castigo más severo.
La Jefa y su equipo solicitaron a todos los que están en la campaña apoyar a Sheinbaum vía redes sociales. “Como hubo debate, nos pidieron que nos tomáramos una foto viendo el debate y viendo las redes sociales”. Para obtener likes, dice. Pero Acarreado no pudo cumplir esa simple tarea porque en la casa de lámina en la que vive no hay televisor. Nuevamente, se queja de la falta de pago.
Asistió a un mitin de Omar García Harfuch, el político con el que inició en esto del “apoyo” electoral. El fastidio va en ascenso. Comparte que un compañero fue despedido por exigirle a La Jefa su pago.
“Fíjate que me enfermé, brother, y pues esa vieja me corrió”. La enfermedad lo mandó a la cama durante tres días, deshidratado y al borde del desmayo. Suplicó a La Jefa que le permitiera regresar a trabajar, pero le impidió hacerlo. Le reprochó su actitud “irresponsable” por faltar a un mitin de Sheinbaum y no llevar tres acarreados.
Este día Acarreado debió de estar en el cierre de campaña de Sheinbaum en el Zócalo de la Ciudad de México, pero ya no lo toman en cuenta.
Claudia Sheinbaum y la mayoría de candidatos que Acarreado “apoyó” ganan las elecciones. A él le siguen debiendo 3 mil pesos.
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