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Leyendas de los Juegos Olímpicos: Emil Zátopek, la ‘Locomotora humana’ con una hazaña irrepetible en Helsinki 1952

El checoslovaco Emil Zátopek al frente del pelotón (Foto: olympics.com).
El checoslovaco Emil Zátopek al frente del pelotón (Foto: olympics.com).
Ha sido el único atleta en la historia en colgarse tres medallas de oro en las pruebas de fondo en el mismo evento y en el lapso de una semana.

Por Víctor Hugo Severino

“Si no puedes más, ¡acelera!”, era la frase de guerra del genio de las carreras de fondo, el checoslovaco Emil Zátopek, quien en los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952 se convirtió en leyenda absoluta del atletismo, ya que es el único que ha podido llevarse la medalla de oro en cinco mil metros, 10 mil metros y en la prueba de maratón. Todo en un plazo de una semana, una hazaña que no se ha vuelto a replicar.

Tal proeza lo llevó a ser reconocido como la ‘Locomotora Humana’; sin embargo, su estilo para correr era poco ortodoxo, balanceaba la cabeza y los brazos, lucía desgarbado y en todas las carreras tenía un semblante de sufrimiento, pero estaba preparado para eso, corría cerca de 800 kilómetros al mes, mil horas al año, se estima que recorrió más de 80 mil kilómetros en su vida, algo así como darle dos vueltas al planeta.

Y todo eso lo logró durante el tiempo de la invasión nazi a Checoslovaquia, sus grandes premios llegaron bajo el control del régimen estalinista, por ello no fue fácil de asimilar que después de ser ídolo nacional y figura de élite mundial, terminara sus días desterrado para trabajar en minas de uranio para después ser barrendero.

NO QUERÍA CORRER

Emil nació en Koprivnice el 19 de septiembre de 1922, entonces Checoslovaquia. Cuando cumplió 16 años empezó a trabajar como aprendiz en una fábrica de zapatos situada en la ciudad de Zlín, lugar en el que cada año se celebraba una carrera atlética. Zátopek no quería participar, nunca había corrido y puso muchos pretextos para no asistir, pero para quienes laboraban en el lugar no había opción y tuvo que acudir a regañadientes.

Debutó con un inesperado segundo lugar a sus 19 años y, a partir de ese momento, comenzó a practicar atletismo. Consiguió su primera plusmarca en 1944, sumó ocho campeonatos nacionales en cinco y 10 mil metros, además de que en 1945 ingresó al ejército.

EL DEBUT EN LONDRES 1948

En sus primeros Juegos Olímpicos dio una auténtica demostración de su soporte físico. Ganó la medalla de oro en los 10 mil metros estableciendo un nuevo récord olímpico con 29:59, siendo que apenas un par de meses antes había abrazado esta distancia con seriedad.  

Lo curioso es que fue más recordado en ese certamen por su medalla de plata en los cinco mil metros, ya que en el cierre de la carrera apretó de tal forma que casi logró esfumar la distancia que le llevaba Gaston Reiff de Bélgica; sin embargo, Emil se quedó a tan sólo un metro de lograr una auténtica hazaña. El periódico The Guardian escribió: “Una actuación que lo habría convertido en uno de los inmortales de la pista por sí solo”.

ENTRENAR EN MALAS CONDICIONES

Aunque Zátopek sorprendía al ambiente del atletismo por su inesperada irrupción a los primeros planos, lo cierto es que todo se debía a un entrenamiento con rigidez militar, ya que corría día y noche con las botas, aguantaba la respiración hasta que se quedaba sin aire, hacía 100 carreras de 400 metros al día para acostumbrar su cuerpo a la alta exigencia: “Es mejor entrenar en malas condiciones porque la diferencia es un tremendo alivio en una carrera”, decía.

CURIOSA COMPAÑERA DE VIDA

Emil conoció a Dana Zátopková en 1945 en Zlin, parecía una curiosidad del destino que hubieran nacido el mismo 19 de septiembre de 1922, esa fue la primera señal de que terminarían enamorándose tras su gran pasión por el deporte y su forma similar de concebir la vida. Ella representaba a Checoslovaquia en lanzamiento de jabalina y se casaron tan sólo dos meses y medio después de que terminaron los juegos de Londres 1948.

ZÁTOPEK EN TODO SU ESPLENDOR

Previo a los Juegos Olímpicos de Helsinki 1952, Zátopek había ganado 69 carreras seguidas en varias distancias, ni siquiera una infección pudo frenarlo de participar en la justa pese a la recomendación médica de que no lo hiciera.

Se colgó la medalla de oro en los 10 mil metros con un tiempo de 29:17 minutos, lo que significó un nuevo récord mundial, mientras que en los cinco mil metros también se subió a lo más alto del podio al parar el cronómetro con 14:06 minutos y, para no variar, con otro récord del mundo.

Ya estando en los Olímpicos, Emil decidió competir en maratón, pese a que nunca antes lo había hecho. Zátopek era famoso por charlar durante la carrera, decidió acercarse con Jim Peters, poseedor del récord mundial y campeón británico, a quien le preguntó si el ritmo al que iban estaba bien, pero Peters replicó que el ritmo era demasiado lento.

Intentaba desestabilizar al checoslovaco, quien ni se inmutó, aceleró el ritmo, puso más de dos minutos de distancia con el pelotón y terminó con un nuevo récord olímpico de dos horas y 23 minutos para llevarse su tercera presea dorada. Tal hazaña no ha vuelto a ser replicada, ha sido el único atleta en ganar las tres pruebas de fondo y todo lo realizó en el lapso de una semana. La ‘Locomotora humana’ estaba en su mejor momento.

PAREJA DORADA EL MISMO DÍA

Y si ya de por sí era curioso que él y su esposa hubieran nacido el mismo día, luego de lograr su medalla de oro en el maratón, Zátopek se quedó en el estadio para poder observar la forma en la que Dana Zátopková lograba su propia presea dorada en el lanzamiento de jabalina.

LOS JUEGOS DEL RETIRO

Parte de los entrenamientos de Zátopek incluían correr en el campo cargando a su esposa en la espalda, lo que le hizo desarrollar una hernia de cara a Melbourne 1956, Juegos Olímpicos en los que terminó en la sexta posición dentro del maratón. Dos años más tarde, se retiró de las competencias en el Cross Internacional de Lasarte en España.

SUS DÍAS COMO MINERO Y BARRENDERO

En 1968, Checoslovaquia todavía estaba bajo el dominio de la Unión Soviética, pero el país se encontraba en medio de un levantamiento que se conoció como la ‘Primavera de Praga’, que buscaba un régimen democrático y al que Zátopek era afín. Sin embargo, el movimiento fue mitigado por el ejército soviético y, como castigo, el legendario fondista fue empleado en una mina de uranio, además de que también fungió como barrendero para poder subsistir.

EL REGALO DE SUS AMIGOS PARA ‘VOLAR’

Algo que Zátopek siempre atesoró fue que los compañeros de la fábrica de zapatos en la que trabajaba le proporcionaban un calzado en cuero rojo especialmente diseñados para correr; sin embargo, lo hacían a espaldas del dueño de la empresa. El regalo era muy significativo si se considera que después de la Segunda Guerra Mundial era muy complicado encontrar zapatillas deportivas adecuadas para la alta competencia, mismas con las que rompió 18 récords del mundo en seis años.

CÓMO LO HIZO

Richard Askwith, autor del libro ‘Zátopek: Hoy nos morimos un poco’, explicó el motivo del éxito del fondista: “Creo que lo más importante no es lo que hizo, sino cómo lo hizo. Percibía las carreras y el deporte como un medio de hacer amistades y vivir aventuras. Y creo que fue tan amado por la alegría que llevaba al deporte. Si hubiera ganado las mismas medallas y hubiera logrado los mismos récords sin tener la misma personalidad, creo que lo habríamos olvidado hace años”.

Uno de los tantos libros que se han escrito sobre Zátopek (Foto: Captura de pantalla).

Para Askwith no era extraño el gran fondo físico de Emil en el tramo final de sus competencias: “Entrenaba para soportar el dolor. Y desarrolló una capacidad de acelerar cuando pensaba que ya no podía seguir. Hacía un entrenamiento de alta intensidad, cosa que nadie había hecho antes. Fue él quien dijo que, si quieres correr para alcanzar un récord mundial, tienes que entrenar al ritmo de récord mundial”.

ADIÓS, LEYENDA

Luego de apoyar el movimiento democrático de la ‘Primavera de Praga’ fue expulsado del Partido Comunista y del Ejército, aunque se retractó y en 1975 su figura fue rehabilitada por el régimen. Falleció el 22 de noviembre de 2000 en Praga a los 78 años, víctima de un derrame cerebral, pero siempre se le recordará por su forma poca ortodoxa de correr, la manera de hacer amigos en plena competencia y, para todas las generaciones siguientes, sus invaluables consejos: “Si quieres correr, corre una milla; si quieres cambiar tu vida, corre un maratón”. Y vaya que él cambió la vida de muchos.

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