Por Enrique Pons Franco
Mexicanas y mexicanos,
Hoy nos encontramos en un momento crítico de nuestra historia. Este es el momento en que nuestras decisiones determinarán el futuro de las generaciones venideras. Nos enfrentamos a un escenario en el que la apatía ya no es una opción. Ahora es el momento de hablar, actuar y ejercer nuestro derecho fundamental al voto.
Si bien vivimos en un país rico, no sólo en recursos naturales, sino también en la diversidad de su gente, cultura e historia, también enfrentamos la adversidad de un futuro incierto. Especialmente en estos tiempos difíciles, debemos recordar que el poder está en nosotros mismos y en todas las personas que conformamos esta gran nación. Nuestra Constitución nos otorga el derecho a votar, un derecho que ganamos gracias a la sangre y los sacrificios de nuestros antepasados. No podemos dejar que su lucha se desperdicie. No podemos permitir que el miedo o la apatía nos quiten este derecho.
También es un momento para recordar que cada uno de nosotros tiene la responsabilidad y la obligación moral de participar en este proceso democrático. Votar no es sólo un derecho, también es un deber de los ciudadanos. Es la herramienta más poderosa a nuestra disposición para exigir rendición de cuentas y transparencia, y construir un gobierno que represente nuestros intereses y aspiraciones.
Recordemos: nuestro voto es nuestra voz. Es la manera en que expresamos nuestras esperanzas, nuestros sueños, y nuestras demandas de cambio. Cuando votamos, estamos diciendo que queremos un México donde la justicia prevalezca, donde la igualdad sea una realidad, donde cada niño tenga acceso a una educación de calidad, donde cada trabajador sea tratado con dignidad, y donde la salud no sea un privilegio, sino un derecho para todos.
Hoy, también es un momento para recordar las acciones de grandes líderes que inspiraron movimientos de cambio en todo el mundo. Nos enseñaron que la no violencia, la paciencia y la fe en la justicia y la humanidad pueden derribar los muros más altos. Nos demostraron que nada puede detener a un pueblo unido que reconoce su poder. Nos enseñaron a no dejar que el escepticismo nos deprima, aunque veamos muchas promesas incumplidas.
Es cierto que enfrentamos enormes desafíos como la pobreza, la desigualdad, la inseguridad o la corrupción. Pero debemos recordar que cada uno de estos desafíos es también una oportunidad. Es una oportunidad para demostrar nuestra resiliencia, creatividad y capacidad de superación.
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Sí, nuestra democracia no es perfecta, pero es el mejor sistema que tenemos para garantizar que todas las voces sean escuchadas. Y en este sistema, votar es nuestra mayor defensa contra la tiranía y nuestra mejor herramienta para construir el país que queremos y merecemos.
Imaginemos por un momento un México donde todos participamos activamente en la construcción de nuestro futuro. Un México donde la educación es accesible y de calidad para todos los niños, donde los hospitales están bien equipados y son gratuitos, donde las oportunidades de empleo son abundantes y justas. Un México donde la justicia no tiene precio y donde la corrupción es cosa del pasado.
Este México es posible, pero sólo si nos unimos, sólo si todos y cada uno de nosotros decidimos hacer nuestra parte. No podemos dejar que otros decidan por nosotros. No podemos quedarnos en la comodidad de nuestras casas. Debemos salir y votar.
Cada elección es una oportunidad para renovar nuestro compromiso con la democracia, para reafirmar nuestros valores y principios. No podemos subestimar el poder de nuestro voto. Cada voto cuenta, cada voto es una declaración de nuestro deseo de un cambio positivo.
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Hoy, hago un llamado a cada mexicana y mexicano. No importa de dónde vengas, cuál sea tu origen, tu credo o tu ideología política. Este llamado es para ti. Este país es tuyo y tu voz importa. Sal y vota. Vota por la justicia, vota por la igualdad. Vota por un México mejor. Vota por quien quieras, pero vota.
No permitamos que el miedo nos paralice. No permitamos que la indiferencia nos consuma. No permitamos que otros decidan nuestro destino. El futuro de México está en nuestras manos. Es nuestro deber, nuestra responsabilidad y nuestro privilegio ejercer el derecho al voto.
Levantémonos juntos, con determinación y esperanza, y mostremos al mundo el poder de un pueblo unido y comprometido con su futuro. Votemos, porque México lo necesita, porque México lo merece, porque es nuestra patria, nuestro hogar, y nuestra responsabilidad.
Que cada voto sea un grito de libertad, de justicia y de esperanza. Que cada voto sea un paso hacia un México más fuerte, más justo y unido. Que cada voto sea una promesa de un futuro mejor para todos.
Mexicanas y mexicanos, el país está en nuestras manos, ejerzamos un sufragio efectivo.
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