En opinión de Denise Dresser: El Tren Maya es una obra ecocida militarizada y un hoyo negro de corrupción

“Ya cuando se descarrile el tren va a ser otro pedo”, dijo Amílcar Olán, amigo de los hijos del presidente Andrés Manuel López Obrador, cuando confesaba por teléfono que pagó sobornos para evitar cumplir con la normativa respecto al balasto que vende al gobierno para la obra insignia del sexenio, de acuerdo con audios revelados por Latinus.

A partir de ese hecho, Denisse Dresser expone los vicios en la construcción del Tren Maya en lo que considera como el mejor ejemplo del descarrilamiento de lo público: los daños al medio ambiente, la baja calidad de los materiales utilizados, el maltrato laboral por parte de los militares y la corrupción.

También comenta cómo Claudia Sheinbaum, de gira por Quintana Roo, secundó la actitud del mandatario al ignorar a un ambientalista que le exigía visitar el Tramo 5 del Tren Maya para que constatara la devastación ecológica.

En su opinión, se trata de un círculo concéntrico de corrupción en torno a una obra mal planificada, con sobrecostos y sin transparencia en la que, metro a metro, el gobierno viola la ley dejando una herida abierta en medio de la selva.

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