Denise Dresser expone cómo los actos de corrupción y amiguismo que Andrés Manuel López Obrador prometió erradicar con su llegada a la presidencia, simplemente se reinventaron y persisten bajo nuevos nombres, incluidos los de sus familiares.
La politóloga se refiere a la asignación de contratos para adquirir medicamentos a la empresa de Amílcar Olán, amigo de Andy, hijo del mandatario, por parte de gobiernos estatales de Quintana Roo y Tabasco, pese a que Cofepris advirtió que no había garantía de calidad.
En su opinión, la cuarta transformación se trata de un cambio disfrazado de epopeya donde el círculo cercano al mandatario amasa millones bajo una lógica capitalista. Una coalición rapaz, dice, que no destruyó la mafia en el poder, sino que la adoptó.
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