Estado de sitio: Guerrero, capturado por el crimen organizado

Por Ana Lucía Hernández y Alina Navarrete

La llegada de Morena a la gubernatura de Guerrero ha recrudecido la crisis de inseguridad en la entidad. Tan sólo en los últimos meses, el asesinato de dos fiscales, el ataque a un bar en Chilpancingo y la masacre de 13 policías en el municipio Coyuca de Benítez exhibieron el estallido de violencia que tanto la gobernadora Evelyn Salgado como el presidente Andrés Manuel López Obrador se niegan a reconocer.

De acuerdo con cifras oficiales, en el primer semestre del año se registraron 679 homicidios dolosos; esto es 21% más que en el mismo periodo de 2022. A los asesinatos se suman los narcobloqueos, las extorsiones, el cobro de derecho de piso y la disputa por el control del territorio entre grupos dedicados al tráfico de drogas.

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En este escenario de violencia, en el que operan al menos 16 grupos delincuenciales, los nexos de autoridades con integrantes del crimen organizado se hacen cada vez más evidentes: a principios de julio, se filtró un video de la alcaldesa de Chilpancingo, también de Morena, desayunando con un presunto líder criminal. Cuatro meses después, la funcionaria sigue en el cargo.

Latinus recogió testimonios de víctimas y consultó especialistas que coinciden en que la llegada de los Salgado al poder ha significado la descomposición de la entidad.

“Los gobiernos anteriores por lo menos fingieron su distancia con la delincuencia, este es un gobierno que ni siquiera eso hace”, enfatiza Francisco Rivas, director del Observatorio Nacional Ciudadano.

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