Coco Gauff celebra tras vencer a Karolina Muchova. (Foto: Reuters).
AP.- Coco Gauff se instaló en su primera final del Abierto de Estados Unidos tras vencer 6-4, 7-5 a Karolina Muchova, en un partido que estuvo interrumpido durante 50 minutos por la protesta de activistas climáticos
—incluyendo uno que adhirió con pegamento sus pies con el cemento de las gradas del estadio Arthur Ashe—.
La parte más difícil para Gauff en la noche fue sentenciar la victoria: Precisó de seis bolas de partido para lograrlo.
A sus 19 años, Gauff es la jugadora estadounidense que alcanza el duelo por el título en Nueva York desde Serena Williams en 2001.
Gauff se había llevado el primer set y tomó ventaja 1-0 en el segundo cuando tres manifestantes empezaron a gritar desde lo alto del estadio. Dos de los individuos fueron removidos rápidamente por el personal de seguridad y, eventualmente, agentes de policía se apersonaron. Pero tomó mucho tiempo sacar a la persona que se adhirió en la superficie.
Ambas jugadores se retiraron de la pista durante parte de la demora.
Fue la 11ma victoria seguida de Gauff y la 17ma en sus últimos 18 partidos, una racha que comenzó tras caer en la primera ronda de Wimbledon en julio. Quedó a ley de conseguir el título más importante de su carrera.
Gauff, sexta cabeza de serie, perdió la final del Abierto de Francia de 2022 y ahora intentará atrapar su primera corona de Grand Slam.
LA PROTESTA
La semifinal fue interrumpida durante 50 minutos debido a la protesta de cuatro activistas climáticos en las gradas del estadio Arthur Ashe. Uno de los manifestantes adhirió con pegamento sus pies con el cemento.
Gauff ganaba 6-4, 1-0 cuando el partido fue interrumpido.
El referí del torneo Jake Garner ingresó a la pista, mientras que el personal de seguridad se encaminó hacia el sitio donde estaban los manifestantes. Los activistas llevaban camisetas estampadas con la frase “Pongan fin a los combustibles fósiles”.
La Asociación Estadounidense de Tenis informó que tres de los manifestantes fueron sacados del estadio sin problemas, pero tomó más tiempo remover a la persona que adhirió sus pies al piso. Según la USTA (siglas en inglés de la asociación) la policía de Nueva York y personal médico tuvo que intervenir para poder remover adecuadamente a esa persona. Los cuatros quedaron bajo custodia policial.
Se pidió a los espectadores apartarse para darle espacio a los policías, que fueron ovacionados cerca de la sección donde se produjo la interrupción.
Uno de los manifestantes, que se identificó únicamente como Ian, dijo que querían que el US Open supiera que tiene patrocinadores con sus enormes corporaciones cuyas prácticas contribuyen al calentamiento global.
“De ninguna manera estamos tratando de causar daño a los deportistas. No tenemos nada contra el deporte, pero estamos tratando de atraer la atención a un problema que causará que nadie pueda disfrutar el tenis en todo el mundo”, dijo.
Gauff se sentó en su silla por un rato y comió algo de fruta que llevaba en un envase. La estadounidense se puso a pelotear y hacer saques. La checa Muchova recibió atención del fisioterapeuta durante la paralización del juego.
Eventualmente, ambas jugadoras se marcharon hacia el vestuario al prolongarse la demora. Gauff se sentó en una máquina de correr, charlando con los integrantes de su equipo.
Fue la más reciente protesta en un evento deportivo — y en el tenis, en particular — por el uso de combustibles fósiles.
En Wimbledon, el pasado julio, dos duelos fueron interrumpidos cuando activistas saltaron a la Cancha 18 y regaron confeti de color naranja en el césped.
FINAL LISTA
La bielorrusa Aryna Sabalenka (2), que el lunes se convertirá en la nueva número uno de la WTA, logró este jueves una remontada milagrosa ante la estadounidense Madison Keys (17) y jugará el sábado la final del Abierto de Estados Unidos contra la también estadounidense Coco Gauff (6).
Sabalenka se anotó el triunfo en las semifinales por 0-6, 7-6(1) y 7-6(5) en dos horas y 32 minutos después de un partido loco en el que Keys tenía el triunfo al alcance de la mano y en el que la bielorrusa ‘resucitó’ cuando ni ella misma lo esperaba.
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