Denise Dresser se refiere a lo frustrado que debe sentirse Marcelo Ebrard en estos momentos al ver cómo el presidente Andrés Manuel López Obrador se decanta por la favorita Claudia Sheinbaum para que lo suceda en el cargo.
En su opinión, sería un triste final para uno de los políticos más experimentados de México después de tantos años de esperar y guardar lealtad al mandatario. No le quedará otra más que ser, nuevamente, la dama de compañía.
Pragmático y saltimbanqui político, Ebrard ha sabido reinventarse y caer parado siempre al lado de presidenciables, esperando con paciencia su turno, enfrentando hoy la que quizá sea su última oportunidad.
Para la escritora, debe ser frustrante ser Marcelo Ebrard en estos momentos. Sujeto a la voluntad de López Obrador y sin un plan B factible, las únicas opciones serán esperar a que le den el sí o enfrentar el destierro político en caso de sublevarse.
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