“Vas a traicionar a los pobres”, gritan a Adán Augusto en Tijuana

Por José Gerardo Mejía

Lo que sería un breve diálogo entre un grupo de migrantes con Adán Augusto terminó en una confrontación contra el aspirante presidencial de Morena, la cual emprendió un vendedor ambulante.

La reunión se realizó en Tijuana, Baja California, en el Parque de la Amistad, ubicado en las playas de esta ciudad y a unos metros del muro fronterizo.

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El extitular de la Secretaría de Gobernación arrancó su actividad proselitista “donde inicia la patria”, según expresó a los asistentes en medio de aplausos.

“La migración no es un delito, es un derecho y eso hay que reconocerlo y hay que respetarlo; hay que respetar los miles de millones de dólares en remesas que sostienen a nuestro país y a muchos otros países del mundo”, expresó.

Cuando estaba por concluir el acto, un vendedor de frituras se detuvo cuando se dirigía a los restaurantes de la zona y, al reconocer a Adán Augusto, le comenzó a gritar a todo pulmón.

Mientras sujetaba media docena de bolsas con papas fritas y chicharrones con su mano izquierda, el hombre, de unos 50 años de edad, levantó el puño derecho con el pulgar hacia abajo y gritó: “¡No lo quiero! ¡México no lo quiere! ¡No lo quiero!”.

El hombre continuó con los gritos, lo que hizo que las miradas de los asistentes se dirigieran hacia él.

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“¡A López Obrador, sí! ¡A López, sí! ¡A López Obrador, sí!”, remató el vendedor ambulante, que se negó a dar su nombre.

Los gritos llamaron también la atención de Adán Augusto, quien interrumpió el diálogo con migrantes para observar al hombre que no se intimidó cuando, en dos ocasiones, pidieron que se retirara del lugar.

“¡Déjelo, no le haga caso al loco ese!”, pidió un simpatizante al extitular de la Secretaría de Gobernación en medio de gritos de: “¡Presidente!, ¡presidente!”.

“¡Es mi derecho! ¡Es mi libertad de expresión!”, respondió el vendedor sin moverse un centímetro.

“¡Va a traicionar a México! ¡Va a traicionar a los pobres! ¡Va a traicionar a los pobres!”, insistió.

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Segundos después, como si hubiera terminado su momento de catarsis, el vendedor dejó de gritar y siguió su camino.

También lo hizo Adán Augusto, quien se trasladó a la colonia Altiplano de Tijuana, para realizar “brigadeo” casa por casa, donde ya lo esperaban en la calle y con las puertas abiertas.

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