Los pilares de la fortaleza del tipo de cambio en México

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Muy pocos o nadie se imaginaba que el peso mexicano podría tener en poco tiempo una recuperación tan significativa frente al dólar estadounidense, aunque ciertamente se podía anticipar que con la política de debilitamiento del dólar, derivada del aumento en las tasas de interés por la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), las divisas de las economías —no sólo las de los países desarrollados, sino también las de los emergentes— tendería a fortalecerse respecto al dólar.

El viernes 16 de junio de 2023, el tipo de cambio peso del peso mexicano respecto al dólar, de acuerdo con información del Banco de México, terminó la sesión con una cotización de 17.0582 pesos por dólar, tocando incluso mínimos durante la jornada de ese día de 17.0260, es decir, el mercado cambiario mexicano continuó dominado por la oferta de la divisa estadounidense, convirtiéndose el peso en una de las divisas más apreciadas del orbe. Dicha cotización no se veía desde diciembre de 2015.

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En lo que va del 2023, el precio de la divisa estadounidense se ha reducido 12.6%, manteniéndose en una línea de tendencia a la baja que empezó a formarse desde mediados de octubre de 2022, misma que podría cruzar en poco tiempo la línea de los 17 pesos y empujarlo hasta los 16.75 pesos por dólar, nivel similar al registrado en octubre de 2015, y aunque es difícil pronosticar cuanto más podría seguir más abajo o en que punto “rebotaría” la cotización, conviene tener presente algunos de los factores fundamentales que han apoyado tales cotizaciones.

Considerando en primer lugar los factores externos, toda vez que, en apariencia, fueron estos los que iniciaron o configuran actualmente el mercado cambiario de México, está en principio el aumento en las tasas de interés en Estados Unidos, cuyo nivel reciente anunciado por la Fed quedó en 5.25%, comparado con el 11.25% que se ofrece en México, lo que significa un premio de 600 puntos base o seis puntos porcentuales sobre los bonos del vecino país del norte. Vale decir que México es el tercer país en la región latinoamericana en ofrecer los premios reales más altos a la inversión financiera, sólo después de Brasil y Costa Rica, con 9.44% y 6.07%, respectivamente.

En el 2023, México se posicionó como el principal socio comercial de Estados Unidos, superando a China y Canadá. De acuerdo con el Banco de México, el 83% de las exportaciones mexicanas tienen como destino el mercado del vecino país del norte. De la venta total de mercancías de México al resto del mundo, el 88% son manufacturas, con especial énfasis en las de la industria automotriz. El comercio total que realizaron ambos países en 2022 alcanzó la cifra histórica de 779,308 millones de dólares, 17% más que la registrada en 2021, de acuerdo con el Buró de Censos de Estados Unidos.

¿Cómo están las cuentas del ingreso de dólares a México?

Un dato importante sin duda son los dólares enviados por los paisanos mexicanos a sus familias, que en el 2022 sumaron 58,510 millones de dólares, cantidad que sin duda ayudó a mantener activo el mercado interno mexicano en la etapa más difícil de la pandemia, recursos que también ayudaron a estimular la demanda interna, impulsaron la creación de empleos nuevos y relevaron al gobierno en algunas de las funciones del desarrollo regional en varios estados del país.

La reducción en la tasa de desempleo de los latinos en el mercado laboral de Estados Unidos en mayo pasado fue del 4%, muy cerca del promedio nacional de 3.7%. Dicha tasa mostró una mayor absorción y participación de la mano de obra mexicana en ese país y, por tanto, en la generación de una mayor masa salarial, que de acuerdo con un estudio del Centro de Estudios Monetarios Latinoamericanos (CEMLA), representa el 55% del PIB de México. Tal cifra exhibe, al mismo tiempo, el mayor potencial de los mexicanos para el envío de remesas a sus familiares, que muy probablemente en este año superarán los 60 mil millones de dólares.

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Las cifras más recientes de remesas muestran que entre enero y abril de 2023 han ingresado al país 18,974 millones de dólares, 10.1% más que en el mismo lapso del 2022, lo que marcó un récord en el monto de los envíos y el aumento porcentual de dos dígitos, y mostró que aún mantiene fuerza para seguir creciendo. Vale decir que este aumento tiene que ver también con el uso de cada vez más y mejores canales de envío, particularmente los electrónicos, los cuales fueron ampliados y puestos a prueba con el cierre de la frontera durante la crisis sanitaria.

La Inversión Extranjera Directa (IED) es sin duda uno de los pilares más estratégicos e importantes en el análisis de los flujos de dólares del exterior que llegan a México. En 2022, México captó IED por 36,215 millones de dólares, cifra sólo superada por los 48,354 millones de dólares de 2013, año que incluyó la adquisición de Grupo Modelo por parte de AB Inbev, por 13,249 millones de dólares.

La IED se refiere fundamentalmente a la compra de activos físicos, es decir, plantas y equipos que amplían o incorporan nuevas tecnologías al país, abasteciéndose mayormente de mano de obra local. Por sector de actividad económica, la mayor parte se localiza en la industria de las manufacturas (74%), seguido muy de lejos de la minería (8%), comercio (5%), servicios de alojamiento temporal (3%) y construcción (3%). Al primer trimestre del 2023, la Secretaría de Economía reportó un ingreso de IED por 18,636 millones de dólares.

A la favorable tendencia de alza que dibuja la IED, hay que agregar el componente de la relocalización de plantas que está experimentando actualmente la economía mundial a partir de los conflictos militares de Estados Unidos con Rusia y en lo económico con China. Este fenómeno es más conocido en los medios de comunicación como “nearshoring”

El nearshoring consiste en mudar las fábricas del país de origen a uno cercano en el que la estructura de costos sea significativamente más barata en rubros como salarios, electricidad, gas, otros combustibles e insumos y hasta en impuestos. El mercado de América del Norte es el principal destino del nearshoring y los tratados de libre comercio entre México, Estados Unidos y Canadá pueden aligerar en forma importante las cargas arancelarias. Aproximadamente el 82% de la producción manufacturera de México tiene como destino Estados Unidos.

Otra característica para el nearshoring es que al compartir México zonas horarias con Estados Unidos, las compañías pueden coordinar sus operaciones en ambos territorios. Esa situación hace pensar que México es el destino ideal para el nearshoring, un modelo industrial que promete cambiar el rumbo de la economía porque podría generar empleos, inversión extranjera, infraestructura y, en general, desarrollo económico.

Otra fuente de recursos externos que poco a poco toma fuerza es la de la famosa industria sin chimeneas, que se refiere a las divisas generadas por la visita de turistas internacionales a México. Tras la estrepitosa caída en 2020 por efecto de la crisis sanitaria de Covid-19, ha experimentado un sostenido crecimiento y para 2022 registró ingresos por 28,016 millones de dólares, una cifra récord, y además se mantiene con fuerza para el 2023, con una captación de 10,744 millones de dólares hasta el mes de abril.

Entre los activos en dólares que dan fuerza al tipo de cambio en el país destaca al mes de mayo la cifra récord por 202,664 millones de dólares en las reservas internacionales del Banco de México, que ayudan a mantener la estabilidad del poder adquisitivo del peso mexicano frente al resto de las divisas del orbe. De acuerdo con el Banco de México, las reservas internacionales funcionan como un seguro para afrontar contingencias generadas principalmente por desequilibrios macroeconómicos y financieros, ya sean de origen interno o externo. Son los activos bajo el control de las autoridades monetarias que están denominados en divisa extranjera y que están disponibles de manera inmediata.

Existen desde luego otras fuentes de entrada de recursos externos al país, pero estas son las más relevantes. También se debe tener en cuenta que existen otras que implican la salida de una importante cantidad de divisas, tales como las referidas a la importación de bienes intermedios o de consumo, la amortización de pagos por vencimientos en la deuda externa y el creciente pago de intereses por deuda externa en el contexto de la fuerte alza en las tasas de interés. Hasta ahora, la cotización del tipo de cambio frente al dólar nos dice que las cuentas mejoran y están a favor.

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