Por Gerardo Martínez
México quedó eliminado en el Clásico Mundial de Beisbol tras una dramática derrota en Semifinales ante Japón, pero Randy Arozarena quedó encumbrado como uno de los grandes ‘héroes’ de la afición azteca.
El pelotero, nacido hace 28 años en Cuba, pero naturalizado mexicano, fue el lado más emotivo de la novena tricolor durante el torneo, además de compaginarlo con grandes actuaciones, tanto a la ofensiva como a la defensiva.
Si bien el jardinero izquierdo había sido importante en la ronda inicial del torneo, así como en Cuartos de Final ante Puerto Rico, en la Semifinal ante los nipones vino su ‘graduación’.
Antes del arranque del partido, Randy ya había ganado más adeptos tras salir a calentar ‘enfundado’ con unas botas y un sombrero de charro.
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Y en la batalla de alarido contra los asiáticos, mostró su valía con un doblete y una carrera para que el Tri recuperara la ventaja provisionalmente, pero sobre todo, con varios outs importantes sobre la barda y particularmente con una atrapada de la que ya se habla como la mejor de certamen. Arozarena desafío a la física para dejar con las ganas a Kazuma Okamoto en el quinto inning.
Y sus buenas acciones ‘laborales’ le dan ‘flow’, lo mismo para bailar y sacar todo el sabor propio de un cubano o de un mexicano (él es ‘mezcla’ de ambos) que para voltearse con la afición y firmar unos cuantos autógrafos en pleno enfrentamiento.
El talento y ‘color’, por lo pronto, le han dado para convertirse en un referente deportivo de México en el beisbol y, en el terreno de la afición, en un ídolo carismático al que ya le han colocado su rostro en los billetes de alta denominación, así como una banda presidencial.
Arozarena refresca el denominado ‘Rey de los Deportes’ y deja claro que, a diferencia de otras disciplinas como el futbol, un naturalizado sí puede ‘romperla’, sentir al país y ser muy admirado por el respetable.
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