Latinoamérica muestra cautela ante peticiones de apoyo de Ucrania a un año de la invasión rusa

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EFE.- Un año después del inicio de la invasión rusa a Ucrania, el presidente de ese país, Volodimir Zelenski, busca alianzas en todo el mundo para arrinconar a Rusia en la esfera internacional, pero en Latinoamérica aún hay cautela ante lo que podría implicar para su estabilidad.

El presidente ucraniano tiene bien atados los apoyos de occidente, pero necesita ir más allá y en la región puede encontrar históricos amigos de Rusia que, aunque han condenado la invasión, no han pasado de las palabras a la acción. 

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Quizá el país más firme en su condena y en su disposición diplomática haya sido Chile. Su presidente, Gabriel Boric, ha condenado con dureza la agresión de Rusia y ha brindado personalmente a Zelenski “todo el apoyo de Chile en temas humanitarios”.

Octavio González, académico del Departamento de Política y Gobierno de la Universidad Alberto Hurtado en Chile, indicó que Boric siempre ha sido consistente y contundente en sus condenas a Rusia.

“Tanto Estados Unidos como Europa quisieran que los países latinoamericanos no solamente fueran amigos, sino y sobre todo aliados, que impusieran sanciones económicas a Rusia y enviaran armamento a Ucrania, lo cual no ha ocurrido y no creo que vaya a ocurrir”, apuntó.

Al comienzo de la invasión, Argentina tenía buenas relaciones bilaterales con Rusia, pero con el avance del conflicto, el gobierno de Alberto Fernández terminó condenando en diversos foros la invasión rusa a ese país y denunciando los enormes costos económicos que ha provocado, especialmente en Latinoamérica.

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Tibieza y Miedo

Por su parte, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, ha condenado la invasión a Ucrania, pero al mismo tiempo ha chocado con el gobierno de Zelenski por su rechazo al envío de armas a Kiev y a emitir sanciones contra Rusia.

Tanto el presidente como las personas de su entorno se “manifiestan muy ambiguos sobre Rusia, y López Obrador cuestiona el envío de armas por parte de occidente a Ucrania”, expuso William Jensen, asociado del Consejo Mexicano de Asuntos Internacionales (Comexi).

México tiene una posición clara en contra de la guerra iniciada por Rusia en los organismos multilaterales, sobre todo en las Naciones Unidas, pero una posición mucho más ambigua a nivel bilateral o de acciones específicas de México, de sanciones hacia Rusia“, indicó.

Myjailo Podolyak, principal asesor de Zelenski, acusó en septiembre a López Obrador de elaborar un plan ruso por su propuesta ante la ONU de crear un comité de mediación de la guerra liderado por el papa Francisco, pero el mexicano insistió en ello la semana pasada: “Todos dialogan, hasta los más acérrimos enemigos”, defendió en su rueda de prensa matutina.

Es el caso de Brasil, que ha mantenido buenas relaciones con Rusia a nivel diplomático y comercial tanto durante la gestión de Jair Bolsonaro como con la de su actual presidente, Luiz Inácio Lula da Silva. A pesar de las diferencias ideológicas entre ambos, ninguno de ellos se sumó a las sanciones económicas a Moscú.

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Brasil se aferra a la tradicional posición diplomática, que da prioridad a la negociación y al diálogo para la resolución de los conflictos, desde una declarada postura de neutralidad. En ese marco, Lula ha evitado cualquier tipo de condena a Rusia, y ha sugerido que Ucrania también tiene alguna responsabilidad en el conflicto.

En la ONU la diplomacia brasileña sí ha condenado la invasión y la semana pasada apoyó la resolución de la Asamblea General de Naciones Unidas que exige la retirada inmediata e incondicional de las tropas rusas, sin embargo, el gobierno brasileño desechó la posibilidad de enviar a Ucrania municiones para los tanques Leopard, como lo solicitó Alemania en enero.

Colombia, por su parte, ha mantenido, desde la llegada al gobierno de Gustavo Petro, una prudente distancia con la guerra y el mandatario ha pedido negociación para solucionar el conflicto por la vía del diálogo, pero sin inmiscuirse demasiado.

En uno de los pocos pronunciamientos públicos, en la Cumbre de Jefes de Estado y de Gobierno de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en enero, Petro reiteró que no apoyará el conflicto bélico y tampoco enviará armas.

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