Marcha en defensa del INE en la CDMX fue un éxito para el comercio en el Centro Histórico

Foto: Mario Gutiérrez Vega

Por Jorge Cisneros M.

Los restaurantes del Centro Histórico se beneficiaron por la asistencia de miles de personas a la manifestación contra la reforma electoral aprobada por el gobierno.

Para el vendedor de banderines con la frase “El INE no se toca”, “Mi voto no se toca”, y restaurantes tradicionales, como el Café de Tacuba, fue un éxito la manifestación en contra de la reforma electoral presentada por el presidente Andrés Manuel López Obrador.

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Ellos no estaban tan pendientes de los mensajes del ministro en retiro José Ramón Cossío o de la periodista Beatriz Pagés.

Pero sí tenían clara la diferencia entre este domingo y otros. Los miles de personas que acudieron al Zócalo de la Ciudad de México en defensa del INE compraron artículos y abarrotaron cafés y restaurantes del Centro Histórico capitalino, además agotaron los souvenirs y artículos referentes a la marcha.

El personal que recibe a los clientes en el Café de Tacuba, el tradicional restaurante situado a unas cuadras del Zócalo, contó que, como cada domingo, abrieron a las nueve de la mañana, pero en ese momento había una fila de personas esperando, de aproximadamente 10 metros, que se alargaba hasta el acceso a la estación Allende del Metro.

La mayoría de quienes esperaban eran personas que llegaron temprano al Centro Histórico de la Ciudad para participar en la manifestación de repudio al llamado plan B del gobierno que modifica la estructura del INE, transfiere a la Secretaría de Gobernación aspectos como la elaboración del padrón electoral, y deja en la Secretaría de Relaciones Exteriores la validación de los posibles votantes en el extranjero, entre otros cambios a las reglas del juego electoral.

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Hacia las 2:30 de la tarde, casi tres horas después de finalizado el mitin, el comedor del restaurante seguía completamente ocupado y la encargada de asignar las mesas decía: “A estas horas lo normal es que ya no haya gente, pero desde la mañana está lleno y no ha dejado de haber fila”.

El bar La Ópera también fue uno de los sitios preferidos por los asistentes a la marcha. La jefa de piso contó a Latinus que el horario de apertura de la cantina es a las 12 del día, pero llegó tanta gente desde las 11:30 de la mañana, la hora en que terminaron los mensajes, que se vieron obligados a abrir antes.

Pero un par de horas más tarde, cuando ya los equipos retiraban el templete y los videowalls en los que se transmitió el mensaje para quienes no alcanzaron a llegar a la plaza, el tiempo de espera seguía siendo de 40 minutos antes de recibir mesa.

En todos los restaurantes de la zona había dos constantes: pocos lugares disponibles y muchas personas con prendas de color rosa ocupaban las mesas. No importaba el giro, fuera comida china, pizza o sushi, todos lucían llenos de visitantes, en mayor cantidad que los de cada domingo.

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En los sitios donde la gente se quedó a escuchar a los oradores también había quienes ofrecían tacos de canasta y nieves para combatir el calor y el intenso sol.

Entre quienes ofrecían objetos en la calle, destacaba Raúl, el vendedor que vino del Estado de México, quien hacia las 12:15 horas ofrecía la última bandera con la consigna “El INE no se toca”.

“Nos fue bien, gracias a Dios”. Vendió el último lote de 100 banderas, a 20 pesos cada una, minutos después de terminado el mitin. Pero antes, ya había colocado bastantes más. “Traíamos mil y se fueron todas”.

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