Por Juan José Parcero
Pasadas las nueve de la mañana, Fernanda Ruíz recibió una llamada de su hermana Anabel, de 32 años. “Fer, no te asustes, pero tuve un accidente en el Metro”, le dijo.
Minutos antes, Anabel viajaba en el primer vagón del Metro. Eran las 9:16 de la mañana, iba con dirección a Indios Verdes. Anabel cerró los ojos para descansar durante el trayecto, cuando de repente sintió que el convoy frenó de forma intempestiva y luego un fuerte golpe. Asustada, abrió los ojos y se percató que la cabina del conductor se había incrustado en la parte frontal del vagón donde viajaban. Había gritos y humo.
Anabel cambió la conversación con su hermana a videollamada. Fue entonces cuando Fernanda la vio cubierta de un polvo negro, como carbón. Anabel caminó entonces con su celular en mano hacia la parte trasera del vagón, donde se observaban a dos mujeres lesionadas, mamá e hija. Melissa, la hija, había quedado prensada entre el primer y el segundo vagón tras el choque, y su mamá saltaba desesperada al no saber cómo sacarla. A su lado, se veía el brazo colgando de una persona que quedó atrapada entre los dos vagones, de quien Fernanda cree que fue la víctima mortal del choque.
Tras la llamada de Anabel, Fernanda se acercó al lugar del accidente. Al llegar, le pidió a los policías que la dejaran pasar; sin embargo, los oficiales afuera de la estación no tenían conocimiento del choque, y aún estaban dejando pasar a la gente al Metro.
Fernanda y Anabel volvieron a hablar. Fernanda le preguntó cómo estaba, y Anabel contestó que tenía golpeadas una pierna y el pecho, pero que podía caminar, sin embargo, estaba preocupada por Melissa, quien aseguraba que no sentía su cuerpo.
Hasta las 4 de la tarde de este 7 de enero, la única Melissa que aparecía en la lista de víctimas es Melissa Rivera Gómez, de 16 años. Fue trasladada al Hospital Regional 1° de Octubre del ISSSTE.
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Anabel también le contó a su hermana que el conductor del convoy accidentando bajó de la cabina para auxiliar a las víctimas, y les pidió no salir de los vagones hasta que cortaran la electricidad en las vías, pero el humo las asfixiaba, por lo que bajaron las ventanas y se pusieron sus cubrebocas para poder respirar.
Alrededor de una hora después del choque, comenzaron a desalojar los vagones. Fernanda ya esperaba afuera a su hermana, junto con ambulancias y paramédicos. A pesar de su lesión en la pierna, Anabel tuvo que salir por su propio pie, caminando por las vías. Afuera de la estación Potrero de la Línea 3 del Metro se reunieron las hermanas, y Anabel rompió en llanto.
Fernanda acompañó a su hermana a la revisión médica, donde el paramédico confirmó que Anabel tenía una contusión. Le dio analgésicos y le dijo que si contaba con un servicio médico, que acudiera a este, mientras que la policía les pidió que desalojaran la estación para atender a otras víctimas.
Al lugar también había llegado Carlos Reyes, esposo de Anabel. Enojado, exigió a las autoridades validar el seguro con el que cuentan los usuarios del Metro. Fernanda afirmó que, hasta ese momento, las autoridades estaban pidiéndole a todos los afectados que se fueran a sus casas tras la valoración médica.
Alrededor de una hora después, finalmente comenzaron a trasladar a las personas heridas a los hospitales. Anabel fue atendida afuera del hospital San Angel Inn, Chapultepec, donde el personal médico determinó que sufrió una contusión. Recibió medicamentos y pasadas las 4 de la tarde fue dada de alta.
A las 9:16 horas de este sábado, se registró el choque de dos trenes en la interestación La Raza-Potrero de la Línea 3 del Sistema de Transporte Colectivo Metro. En el accidente, una persona murió, a quien las autoridades identificaron como “Yaretzi”, y 57 más resultaron heridas. Entre los lesionados no se reportan personas en estado crítico, y hasta el momento, al menos 26 ya fueron dadas de alta.
