Futbol mexicano: La maestría del fracaso

México lamenta el gol de Arabia Saudita. (Foto: Reuters).
• Cada Mundial es la misma historia cuando México queda eliminado, pues se busca algún pretexto y no se atienden las causas de los fracasos.

En Estados Unidos 1994 la ‘culpa’ fue de “los malditos penales”. En Francia 1998, el responsable fue Luis Hernández al no meter aquel gol contra Alemania. En Corea-Japón 2002, “nos confiamos” ante Estados Unidos al creer que sería “un flan”. En Alemania 2006, si no hubiera sido por ese golazo de Maxi Rodríguez, avanzamos. En Brasil 2014 “no era penal”… Y en Qatar 2022 “se estuvo a un gol de evitar el fracaso”.

El futbol mexicano tiene una maestría cuando de justificar el fracaso se trata. Se atienden las formas, nunca el fondo. No existe un análisis real y profundo luego de las derrotas en Copa del Mundo que lleve a identificar las causas que las provocan, por ello cada cuatro años se está condenado a repetirlas.

Si bien es cierto que a Qatar 2022 se llegó con la racha de siete justas superando la Fase de Grupos, el límite fue siempre el mismo, los Octavos de Final, salvo ahora que se presentó un retroceso en todos los sentidos: desempeño, instancia y posición.

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Yon de Luisa, presidente de la Federación Mexicana de Futbol, ofreció una conferencia de prensa en la que reconoció lo evidente: se fracasó en el presente Mundial, pero acto seguido anunció que no dejará su cargo y que la eliminación del Tri obedeció a que le faltó marcar un gol más ante Arabia Saudita.

¿El desempeño a la baja en los dos últimos años del equipo bajo el mando de Gerardo Martino en algo influyó?, ¿las derrotas en la Concacaf ante Estados Unidos o Canadá fueron una alarma de que las cosas andaban mal?, ¿las malas decisiones del entrenador en la elección de la lista de convocados al Mundial, a donde llevó a jugadores lesionados o sin el nivel para estar en la Selección tuvieron algo que ver?

No. Todo se resume, esta vez, a un gol. De nuevo, no hay análisis. Se habló de una enésima reestructuración, de cambios, de enfocar las baterías en el nuevo ciclo rumbo al 2026 y listo. Carpetazo. ¿Qué pasó, qué repercusiones habrá? Nada y ninguna. Así funciona el futbol mexicano. Y así le va.

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Vendrá una nueva pasarela de nombres y candidatos para elegir al nuevo entrenador nacional, en quien se depositarán las esperanzas para que en el Mundial en casa, ahora sí, se llegue al quinto partido o más.

Cuando la realidad es que podría venir Pep Guardiola y si la estructura del futbol mexicano no cambia, los resultados tampoco serán distintos. Hay una Liga que privilegia la mediocridad, en la que abundan los extranjeros, los intereses oscuros, el negocio por el negocio, y está integrada por futbolistas nacionales que viven en una burbuja sumamente cómodos y que difícilmente saldrán de ella.

Ya ni hablar de los directivos que entienden mucho de dinero y nada de futbol. Yon de Luisa, la muestra perfecta de ello.

Tampoco tenemos a un jugador en la élite del balompié mundial. Los futbolistas nacionales que están en Europa en su mayoría juegan en equipos de medio pelo para abajo y también en su mayoría son suplentes. Salvo los casos de Edson Álvarez e Hirving Lozano, este último sin ser titular indiscutible en el Napoli.

Estos días llamó la atención un ‘mea culpa’ de Televisa, que en voz de Denisse Merker, conductora del noticiero estelar de la televisora, enumeró todos los males del balompié nacional, aceptó cierta responsabilidad en ellos y llamó a hacer algo para que las cosas cambien.

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Sin embargo, faltó lo esencial, el anuncio de qué hará Televisa, qué hará Emilio Azcárraga, quien ha manejado durante años al futbol mexicano, para propiciar la unión y erradicar esas prácticas añejas que solo han conducido al fracaso deportivo, no así al económico, pues es de sobra conocido que el ‘producto Selección’ sigue siendo altamente rentable.

Todo puede quedar una vez más en buenas intenciones y en un amago de cambio promovido por el dolor que provocó un nuevo tropiezo internacional.

Si no hay acciones reales, si siguen al mando los mismos hombres cuya gestión ha sido desastrosa (México no tendrá representante varonil ni femenil en futbol en los Juegos Olímpicos de París 2024, ni en Mundial Sub 20 ni femenil) y que creen que el fracaso se explica por “un gol”, difícilmente algo se moverá.

Así las cosas, una nueva decepción de la Selección Mexicana enciende las alertas y clama por un verdadero cambio. ¿Será que ahora sí?

EDITORIAL Latinus Deportes

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