En ensayos clínicos, fármaco experimental muestra posible retraso al avance del Alzheimer

Encuentran tratamiento clínico que podría detener el Alzheimer
Foto: Cuartoscuro

Reuters.– El primer gran avance en 30 años de investigación sobre el Alzheimer está dando impulso a pruebas clínicas de tratamientos coctel dirigidos a las dos proteínas distintivas asociadas a la enfermedad que perturba la mente, según entrevistas con investigadores y ejecutivos farmacéuticos.

Los fabricantes de medicamentos Eisai Co Ltd y Biogen informaron en septiembre que su terapia lecanemab podía ralentizar el avance de la enfermedad en un 27% en 18 meses en comparación con un placebo.

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El hallazgo valida la teoría de que la eliminación de la proteína amiloide que forma cúmulos en el cerebro de los pacientes de Alzheimer podría ralentizar o detener la enfermedad y ha reforzado el apoyo de algunos científicos para atacar simultáneamente otra proteína notoria: la tau.

Está previsto que Eisai y Biogen presenten los datos completos de su estudio con lecanemab el martes en el congreso Estudios Clínicos sobre la Enfermedad de Alzheimer de San Francisco. Además, se espera que la Administración de Alimentos y Medicamentos de Estados Unidos tome una decisión a principios de enero sobre la solicitud de una aprobación rápida de las empresas.

Si se aprueba de forma acelerada, las empresas dijeron que solicitarían inmediatamente la aprobación reglamentaria completa en Estados Unidos, lo que podría ayudar a asegurar la cobertura de Medicare.

“Creo que el lecanemab ha revigorizado la idea de que ahora se puede hacer una combinación de amiloide (y) tau“, dijo en una entrevista la doctora Reisa Sperling, neuróloga e investigadora del Alzheimer en la Facultad de Medicina de Harvard.

La tau se acumula de forma natural en un centro de memoria del cerebro llamado lóbulo temporal medial a medida que la gente envejece. Cada vez son más las investigaciones que sugieren que el aumento del amiloide en los pacientes con Alzheimer actúa como un acelerador, provocando una propagación explosiva de tau que forma ovillos tóxicos dentro de las células cerebrales, lo que acaba matándolas.

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“Llevamos años intentando hacer pruebas combinadas”, dijo Sperling. Hace casi una década, los expertos en Alzheimer se reunieron en Washington para debatir el ensayo de terapias combinadas. En aquel momento, “nadie quiso escuchar”, recordó.

Ahora, sin embargo, Sperling y otros investigadores del Consorcio de Ensayos Clínicos sobre el Alzheimer (ACTC), una red de investigación respaldada por el Instituto Nacional sobre el Envejecimiento, afirman que los fabricantes de medicamentos están cada vez más interesados en participar en un estudio para probar los fármacos contra la tau solos y en combinación con fármacos contra el amiloide, como el lecanemab.

“Hemos hablado con varias empresas para que colaboren con nosotros en nuestra plataforma propuesta, que puede evaluar múltiples fármacos, y todo el mundo está interesado”, afirmó el doctor Paul Aisen, director del Instituto de Investigación Terapéutica del Alzheimer de la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California, y líder, junto con Sperling, de la ACTC.

Los científicos dijeron que esperan una respuesta sobre la financiación para finales de año. Los NIH dicen que no hablan de las subvenciones que se están revisando. Más de 6 millones de estadounidenses padecen Alzheimer, lo que cuesta a la economía estadounidense casi 6.000 millones de dólares al año en gastos directos y gastos no remunerados de los cuidadores, según documentos del Congreso.

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Para 2050, se espera que los casos de Alzheimer se dupliquen hasta alcanzar los 12.7 millones, con lo que el costo total anual ascenderá a casi un billón de dólares, según los documentos.

El año pasado, la FDA concedió al aducanumab de Biogen y Eisai una aprobación condicional a pesar de que fracasó en una de sus dos pruebas de última fase. La aprobación se basó en la capacidad del fármaco para eliminar el amiloide del cerebro.

En un principio, Biogen fijó el precio del medicamento en 56 mil dólares al año, pero los Centros de Servicios de Medicare y Medicaid de Estados Unidos dijeron que necesitaban pruebas más convincentes y que Medicare sólo cubriría el medicamento para su uso en ensayos clínicos.

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El éxito de Lecanemab se basa en años de investigación sobre las causas del Alzheimer, así como en los avances en la medición de los depósitos de amiloide mediante escáneres cerebrales y fluidos espinales.

Los ensayos de los fármacos contra la tau se basarán en esos avances, utilizando escáneres cerebrales, fluidos espinales y análisis de sangre para evaluar mejor la fase de la enfermedad, cuándo intervenir y si el fármaco está dando en el blanco. Esto permitiría a las empresas probar los fármacos incluso antes de que aparezcan los síntomas.

Casi una docena de fabricantes de medicamentos, entre ellos Roche, Merck & Co, Johnson & Johnson y Eli Lilly and Co, están trabajando en terapias dirigidas a la tau. Se están probando al menos 16 tratamientos en ensayos clínicos, cuyos resultados se esperan en los próximos tres años, según una revisión de Reuters del registro de clinicaltrials.gov.

Merck está probando su terapia MK-2214, destinada a eliminar la tau en pacientes en fases muy tempranas de la enfermedad, en varias pruebas pequeñas.

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“La comprensión de la enfermedad está mejorando mucho, mucho”, dijo Jason Uslaner, jefe de descubrimiento de neurociencia de Merck. El fabricante de medicamentos ha estado muy ausente del ámbito del Alzheimer tras el sonado fracaso de su fármaco verubecestat hace cinco años.

Hasta ahora, sólo unas pocas pruebas combinan una terapia para reducir el amiloide con un fármaco dirigido a la tau en un enfoque de coctel, similar a los usados contra el cáncer y el VIH.

Las combinaciones podrían mejorar el beneficio de reducir el amiloide por sí solo en las personas que presentan síntomas, dijeron los investigadores a Reuters. Y si se utilizan en fases tempranas de la enfermedad, se espera que puedan prevenir la demencia por completo.

“Es posible que se necesiten ambas cosas -la eliminación del amiloide que impulsa la cascada biológica- y la limpieza de la tau que ya se está propagando de una célula a otra”, dijo el doctor Adam Boxer, experto en tau del Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California en San Francisco (UCSF).

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Pero varias terapias con anticuerpos de Lilly, Biogen y AbbVie diseñadas para frenar el ritmo de acumulación de tau fracasaron rotundamente el año pasado. Un fármaco de Roche, el semorinemab, mostró una eficacia limitada.

“Tuvieron que pasar 20 ó 30 años antes de que encontráramos un fármaco que realmente se dirigiera a la forma correcta de amiloide para marcar la diferencia”, dijo Boxer. “Todavía es pronto”. 

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