La izquierda latinoamericana buscará restaurar la integración regional con el triunfo de Lula da Silva

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Foto: Reuters

EFE.- La izquierda latinoamericana, en plena resurrección en los últimos años, se recupera con la victoria de Luiz Inácio Lula da Silva a su pieza más preciada: un Brasil que ahora pretenderá restaurar un abandonado proceso de integración regional.

Lula ganó las elecciones de este domingo con un 50.8% de los votos, frente al 49.1% que obtuvo el presidente y aspirante a la reelección Jair Bolsonaro, líder de una ultraderecha cuya política exterior dejó en un segundo plano las relaciones con América Latina.

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Se impuso como candidato de un vasto frente político, formado por todas las variedades de la izquierda, junto con fuerzas de centro y centroderecha que también tendrán un enorme peso en su gobierno.

En su momento, como ahora, Lula, hoy de 77 años, coincidió en el poder con otros líderes de izquierda más radicales, como el cubano Fidel Castro y el venezolano Hugo Chávez, ambos ya fallecidos.

Ahora tendrá nuevos compañeros de viaje. Algunos ya conocidos y más cercanos a su generación, como el mexicano Andrés Manuel López Obrador, el boliviano Luis Arce o el argentino Alberto Fernández.

También conocidos y muy cercanos a Lula son el venezolano Nicolás Maduro y el nicaragüense Daniel Ortega, considerados como dictadores y criticados por el chileno Gabriel Boric, que a sus 36 años ha surgido como una voz renovadora en la izquierda latinoamericana.

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Sobre los casos de Venezuela y Nicaragua, espinosos hasta para el progresismo regional, Lula es esquivo y se limita a desear “más democracia” para esos dos países, pero sin “intervención”.

El principal objetivo de la política exterior de Lula, según él mismo ha anticipado, será la integración regional, que en su opinión tiene como pilar el Mercado Común del Sur (Mercosur), pasa luego por el resto de Suramérica y se amplía a toda América Latina, para tender puentes con África.

Un visión centrada en los países en desarrollo, que ya aplicó entre 2003 y 2010, cuando estuvo en el gobierno y tuvo como canciller al diplomático Celso Amorim, que hoy, a sus 80 años, no repetirá en el cargo pero seguirá como “consejero” de Lula para asuntos externos.

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