Atlético de Madrid se despide de la Champions entre el drama y el ridículo al fallar un penalti sobre la hora

Atlético
Yannick Ferreira Carrasco fue el villano rojiblanco al 90'+9. (Foto: AP).
Los colchoneros empataron 2-2 en casa ante el Bayer Leverkusen y en la última jornada deberán definir su pase a la Europa League.

EFE.- Ni siquiera con un penalti lanzado y fallado por Yannick Ferreira Carrasco en la última jugada del partido, revisada por el VAR y otorgado por el árbitro Clement Turpin con el tiempo cumplido, ni con el rechace que estrelló contra el larguero Saúl Ñíguez esquivó el Atlético de Madrid el destino al que se había dirigido mucho antes en esta competición, en un final dramático que culminó otro fracaso del conjunto rojiblanco en la Liga de Campeones, luego de empatar 2-2 en el Wanda Metropololitano ante el Bayer Leverkusen.

El Atlético pagó sus errores. Al borde del abismo como estaba, dos excesos imprudentes, dos regates fallidos de Antoine Griezmann y Ángel Correa en su campo, fueron una concesión inasumible frente al Leverkusen, que lo aprovechó con dos goles en el primer tiempo para impulsar la eliminación del equipo colchonero, pese a su ofensiva final, pese a empatar el 0-1 y el 1-2, pese a ese último penalti tan cruel.

Incluso peligra hasta la Europa League, tiempo atrás un aliciente, hoy por hoy un compromiso, para un equipo al que quizá le faltó gol en sus últimos duelos del torneo, con sendos empates, pero sobre todo no se reconoció a sí mismo, sin ambición, en los tres choques precedentes, demasiado margen, siempre en el alambre, del que finalmente se ha caído.

La noche empezó tenebrosa para el Atlético. No sólo fue el 0-4 del Oporto en Brujas que lo obligaba a ganar, sin ningún matiz, sino el inicio de su propio encuentro: ni en su peor pesadilla habría supuesto un panorama tan temible como el que descubrió, de repente, al borde del minuto nueve, por el exceso de confianza de Griezmann, al que le cedió el balón Andrich para conectar con Hlozek, que habilitó a Diaby ante Oblak. El 0-1. Un mazazo.

El Atleti se repuso del primer accidente. Ya había surgido algún silbido de la grada, pero Ferreira Carrasco emparejó las cifras al 22′.

El remedio fue temporal, tan aparente primero, tan fugaz luego, otra vez más por demérito del conjunto de la capital española, en este caso en concreto de Correa, al que le sobró el regate al borde del área, como en el 0-1 le había sobrado a Griezmann; una invitación para que Amiri fuera por él, lo pusiera en evidencia en su giro y entregara a Hudson-Odoi la oportunidad del 1-2. No falló el atacante procedente del Chelsea, tampoco sin excesiva oposición rival.

La siguiente mejor ocasión del equipo local fue un remate al que se interpuso Hradecky. En tanto, pudo ser peor la desventaja al descanso, de no haber sido por Oblak, que salvó el 1-3.

Habría sido una catástrofe, pero no lo fue. Y en este Atlético de tantas caras tan diversas fue un salvavidas, tan cerca del descanso, de la charla de Simeone y de la reacción del segundo tiempo, surgida desde el gol de Rodrigo de Paul (fue uno de los dos cambios al intermedio, al entrar por Correa) don un tiro del volante argentino desde el borde del área que batió a Hradecky para poner en ebullición el partido y el Metropolitano. Había vida. Y esperanza.

Y 40 minutos para creer en la victoria… Y en la clasificación, contra un adversario desnortado desde entonces, sobrepasado por el 2-2, los acontecimientos y la ofensiva del Atlético, frustrada por Hradecky frente a Griezmann, cuyo tiro fue demasiado centrado, también después frente a Yannik, pero en un duelo ya completamente distinto, pleno de ambición del equipo anfitrión, volcado para revertir el marcador.

El asedio fue total desde entonces, consciente de que no había futuro en la Champions League sin una victoria, dentro de un correcalles del que Oblak privó a Diaby y a Paulinho del 2-3, pero en el que el Atlético era mejor, estaba más cerca del gol, se sentía capaz de la remontada, mientras aún calentaba en la banda Joao Félix, expresivamente infrautilizado hasta en noches que todas las circunstancias concluyen en la necesidad de un jugador de su clase.

Entró en el minuto 87. Aclamado por todo el público, antes del penalti final que falló Ferreira Carrasco o paró Hradecky, cuyo rechace lo estrelló contra el larguero Saúl Ñíguez y cuyo rebote lo salvó un defensor tras otro remate de Reinildo… Drama con sabor amarguísimo para los españoles tras la eliminación en primera ronda.

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