Pases de lista en la madrugada y selfies para validar asistencia: así obligaron a empleados de la CDMX a ser la porra del informe de Sheinbaum

Foto: Captura de video

Por Amado Azueta

La cita fue a las 5.30 de la mañana.

Cientos de servidores públicos de las 16 alcaldías de la Ciudad de México llegaron a las calles aledañas al Congreso de la Ciudad de México donde a las 9 de la mañana la jefa de Gobierno presentaría su cuarto informe de labores.

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Desde el jueves por la noche las calles de Donceles, Tacuba e Ignacio Allende fueron cerradas con vallas metálicas y escudriñadas por elementos de la Secretaria de Seguridad Ciudadana (SSC), causando contratiempos y molestias a miles de automovilistas.

La orden que recibieron los policías era impedir el paso de cualquier manifestante que, inconforme con la gestión de Sheinbaum, se manifestara o bloqueara los accesos.

Cientos llegaron como pudieron, algunos en camionetas de redilas, otros en microbuses y hasta taxis pagados con sus propios recursos.

Otros con más suerte fueron recogidos en diversas alcaldías desde las 5.30 de la mañana por camiones de RTP y microbuses, aunque por ello llegaron mas tarde y retrasaron el ingreso de sus grupos a las calles donde deberían recibir a la jefa de Gobierno.

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La orden que recibieron al llegar era tomarse una foto para subirla a un chat y así poder confirmar su presencia. Para los que no tenían “datos” en sus teléfonos tenían que tomarse una “selfie” grupal. Los de pequeña estatura tenían que pararse de puntitas y levantar la mano para lograr identificarse.

Pasada las seis y media de la mañana, debido a la desorganización, se complicó el acceso a Donceles.

Entre gritos y empujones los trabajadores de gobierno se aglutinaban en dos pequeños accesos porque recibían dos órdenes diferentes: mientras sus coordinadores de alcaldías los apuraban para entrar por dos pequeños accesos vallados, los encargados de la seguridad del evento los detenían pidiendo identificación.

Algunos trabajadores enojados exclamaban que no traían credencial de elector y reprochaban la falta de agilidad para la revisión.

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Nadie podía reclamar en voz alta porque podrían ser sancionados.

“¡Se me hace una arbitrariedad, a todos nos citaron a la misma hora en el mismo punto!”, exclamaba molesta una mujer. Otros, entre murmullos explicaban que se levantaron desde las cuatro de la mañana porque fueron obligados a asistir.

“¡Uno a uno! ¡Tranquilos, todos van a entrar!”, gritaban los organizadores con sus megáfonos.

“¿De qué alcaldía es?”, preguntaban algunos preocupados por que no los vieran sus jefes y no poder pasar anotarse en las listas.

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También fueron convocados maestros de los 281 Puntos de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes (PILARES) que construyó el gobierno de la Ciudad de México desde el 2020 y que define como “puntos de encuentro” para diversas disciplinas artísticas, cursos y talleres.

Todo el personal operativo de PILARES, los líderes coordinadores de Proyecto Operativo (LCPO) convocaron a los talleristas porque era importante su presencia ya que les “advirtieron” que el nuevo coordinador general de Educación Inclusiva, Javier Hidalgo, pasaría lista personalmente.

Algunos centros PILARES cerraron y otros dejaron a un encargado porque sus alumnos no podían ir otro día a tomar el taller o curso que les correspondía.

“¡No se preocupen, si no pasamos ya nos pagaron ayer!”, exclamaba a través de su megáfono una coordinadora a su gente tratando de tranquilizarlos.

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Con gritos de “¡pilares, pilares!” trataban de animarse. “¡Saquen los chalecos!”, gritaban otros, pero una de las condiciones fue llegar sin los chalecos color guinda que identifican al personal de los PILARES.

Otra de las órdenes que recibieron desde hace un par de días fue llevar silbatos, matracas, globos o cualquier otro objeto para hacer “alharaca”, recordó una de las asistentes.

Durante dos horas, los maestros y personal de las 16 alcaldías intentaron seguir el ritmo de la música que algunos organizadores llevaron con sus grandes bocinas tratando de hacer menos difícil la espera.

Hasta la tercera hora, cansados algunos, se tuvieron que sentar en las banquetas o en las escaleras de acceso de tiendas cerradas.

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A las nueve de la mañana recibieron un “box lunch” que contenía un jugo, un sándwich y una manzana, así como una bolsa con bombones, que la mayoría tiraba porque ya estaban duros.

En el callejón de Héroes de las 57 esquina con Donceles de una camioneta descargaban cientos de cajas con alimentos que fueron repartidas principalmente a los maestros de los PILARES.

Los encargados de la repartición presumían tener al menos 260 raciones de alimentos, pero tal vez eran más porque no se daban abasto ya que fue necesario utilizar “diablitos” y hasta carritos de basura para transportarlos.

El carrito era empujado por un adulto mayor que trabaja como personal de limpia de la Ciudad de México.

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A las 9:00 de la mañana los asistentes fueron alertados de que ya iba a llegar “La Jefa”, y empezaron a acomodarse para gritar y hacer sonar las matracas.

La jefa de Gobierno, Claudia Sheinbaum, llegó puntual pero el camino hasta el Congreso de la Ciudad de México fue lento, pues se detenía constantemente para tomarse “selfies”.

“¡Presidenta!”, le gritaban algunos, mientras otros le estiraban la mano llamándola para que se acercara y se tomara una foto, aunque la mayoría prefirió sólo aplaudir.

No cualquiera podía tomarse la foto con la jefa de Gobierno. Algunos comentaron que en una ocasión pidieron foto a la funcionaria, pero sus jefes inmediatos los regañaron porque “no les habían dado permiso” y “no estaba en la agenda”.

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Las matracas sonaron, finalmente se había cumplido la tarea de festejar la llegada de Sheinbaum para su cuarto informe de gobierno.

Apenas la jefa de Gobierno llegó a las escalinatas del Congreso de la CDMX, decenas de trabajadores de gobierno salieron de Donceles para dirigirse a sus trabajos, pero la mayoría fueron obligados a esperarse hasta las once de la mañana hora para volver confirmar su asistencia.

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