Carlos III, el monarca más viejo en llegar al trono británico: tiene 50 años más que su madre cuando ascendió

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Foto: Reuters

El nuevo monarca británico será conocido como el rey Carlos III, tras la muerte de la reina Isabel II. Carlos, con sus 76 años, es el monarca más viejo en llegar al trono británico

El primogénito de Isabel II y el duque de Edimburgo ha sido el heredero desde que su madre accedió a la corona, en 1952, y ha pasado ya a la historia como el aspirante que más tiempo ha aguardado para convertirse en monarca del Reino Unido y parte de las excolonias de la Mancomunidad Británica de Naciones, mejor conocidas como la Commonwealth.

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La tarea será abrumadora. Su difunta madre era muy popular y respetada, pero deja una familia real que ha visto empañada su reputación y tensadas sus relaciones, con acusaciones incluso de racismo contra funcionarios del Palacio de Buckingham.

Carlos se enfrentará a esos retos con 73 años, convirtiéndose en el monarca de mayor edad en ocupar el trono en un linaje que se remonta a mil años, acompañado con su segunda esposa Camilla, que aún divide a la opinión pública.

Para los detractores, el nuevo rey es débil, vanidoso, entrometido y mal preparado para el papel de soberano.

Se le ha ridiculizado por hablar con las plantas y obsesionarse con la arquitectura y el medio ambiente, y será asociado durante mucho tiempo con su fallido primer matrimonio con la difunta princesa Diana.

Sus partidarios dicen que eso es una distorsión del buen trabajo que hace, que simplemente se le malinterpreta y que en áreas como el cambio climático se ha adelantado a su tiempo.

Afirman que es reflexivo y se preocupa por sus conciudadanos británicos de todas las comunidades y condiciones sociales. Su organización benéfica Prince’s Trust ha ayudado a más de un millón de jóvenes desempleados y desfavorecidos desde su lanzamiento hace casi 50 años.

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“El problema es que estás en una situación en la que no puede ganar nada. Si no haces nada en absoluto (…) se van a quejar”, dijo una vez Carlos en un documental de televisión. “Si intentas implicarte, hacer algo para ayudar, también se quejan”.

A lo largo de su vida, Carlos se ha visto atrapado entre una monarquía en proceso de modernización, que intenta encontrar su lugar en una sociedad más igualitaria y en rápida evolución, y el mantenimiento de las tradiciones que dan a la institución su encanto.

Esa tensión puede verse en la vida de sus propios hijos. El mayor, Guillermo, de 40 años, que se convierte ahora en el heredero, lleva una vida de deberes tradicionales, obras de caridad y pompas militares.

El menor, Enrique, de 37, reside en las afueras de Los Ángeles con su esposa, la actriz estadounidense Meghan, y su familia, forjando una nueva carrera más acorde con Hollywood que con el Palacio de Buckingham.

Los hermanos, antes muy unidos, apenas se hablan ahora.

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El matrimonio con la princesa Diana de Gales

Sin embargo, para muchos en Reino Unido y fuera de él, Carlos siempre estará asociado a su fracasado matrimonio con lady Diana Spencer y a su romance con Camilla Parker Bowles, el amor de su vida.

Cuando él y Diana se casaron en 1981 ante una audiencia televisiva mundial de unos 750 millones de personas, su novia parecía la elección perfecta.

Al principio todo parecía ir bien, con el nacimiento de Guillermo y Enrique en 1982 y 1984, respectivamente. Pero entre bastidores, el matrimonio tuvo problemas y Diana culpó a Camilla
de su eventual ruptura en 1992, diciendo en una famosa entrevista televisiva: “éramos tres en este matrimonio”.

Carlos dijo que permaneció fiel “hasta que (el matrimonio) se rompió de forma irremediable”. La pareja se divorció en 1996. Cuando Diana murió en un accidente de coche en París en 1997, la prensa se ensañó con él y Camilla, y su popularidad se hundió.

Fue un golpe tanto para sus hijos como para Carlos, que viajó a Francia con las dos hermanas mayores de la princesa para repatriar el cuerpo al Reino Unido.

En el día del funeral de Diana, Carlos acompañó a sus dos hijos, de 15 y 12 años en aquel momento, mientras caminaban detrás del féretro en la procesión que llevó hasta la Abadía de Westminster.

Su vida pública ha estado marcada por los años grises que siguieron a su separación en 1992 de la princesa Diana de Gales y su relación con Camilla Parker Bowles, con quien contrajo matrimonio en 2005 en una ceremonia civil a la que no acudió la reina.

La duquesa de Cornualles, que será reina consorte tras la coronación de Carlos, ha superado la impopularidad que mantenía entre los británicos durante los primeros años de relación pública con Carlos, en gran medida gracias al apoyo que Guillermo y Enrique han mostrado a la nueva vida de su padre.

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La preparación para ser rey

Preparado desde su nacimiento para ser rey algún día, Carlos Felipe Arturo Jorge nació en el Palacio de Buckingham el 14 de noviembre de 1948, en el duodécimo año de reinado de su abuelo, el rey Jorge VI.

Con sólo tres años se convirtió en heredero, después de que su madre se convirtió en reina en 1952, y su crianza fue diferente a la de los previos futuros monarcas.

A diferencia de sus predecesores, educados por tutores privados, Carlos fue a la escuela Hill House, en el oeste de Londres, antes de ser internado en la escuela Cheam, en Berkshire, a la que asistió su padre, el príncipe Felipe.

Luego fue enviado a Gordonstoun, un duro internado en Escocia donde también había estudiado Felipe. Describió su estancia allí como un infierno: se sentía solo y acosado. “Una sentencia de prisión, Colditz (campo de prisioneros de guerra para oficiales en la Segunda Guerra Mundial) con faldas escocesas”, dijo.

Rompiendo de nuevo con la tradición, fue al Trinity College, en Cambridge, para estudiar arqueología y antropología física y social, pero más tarde se cambió a historia.

Durante sus estudios fue coronado formalmente Príncipe de Gales, el título que tradicionalmente ostenta el heredero al trono, en una gran ceremonia en 1969, tras pasar nueve semanas en una universidad galesa donde, según dijo, se enfrentó a las protestas casi diarias de los nacionalistas. Al año siguiente se convirtió en el primer heredero británico en recibir un título.

Como muchos miembros de la realeza antes que él, se alistó en las fuerzas armadas, inicialmente en la Real Fuerza Aérea en 1971 y más tarde en la Marina, ascendiendo de rango hasta comandar el dragaminas HMS Bronington, antes de terminar el servicio activo en 1976.

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Cuando era un joven príncipe, tenía una figura elegante y deportiva y le gustaba esquiar, hacer surf y bucear. Era un gran jugador de polo y también participó como jinete en varias carreras de competición.

Al dejar la Marina buscó un papel en la vida pública, ya que no había un puesto constitucional claro para el heredero, y dijo que tuvo que “inventárselo sobre la marcha”.

“Eso es lo que lo hace tan interesante, desafiante y, por supuesto, complicado”, dijo sobre su papel en un documental con motivo de su 70 cumpleaños.

Con información de Reuters y EFE

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