EFE.- Al menos diez personas murieron este lunes en el sudeste de Madagascar por disparos de la Policía contra una multitud que protestaba contra el presunto secuestro de un niño albino, informó la Gendarmería Nacional.
El tiroteo ocurrió en la ciudad de Ikono esta mañana, cuando una multitud enfurecida se reunió ante la comisaría de policía local para exigir la liberación de cuatro sospechosos del secuestro y de haber matado a la madre del menor, a fin de hacer justicia por mano propia.
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Ante el intento de la multitud de irrumpir en la comisaría, los oficiales “se vieron obligados a abrir fuego en defensa propia”, según la Gendarmería.
“Aún no es oficial el número de muertos, dado el estado de los heridos que se encuentran en condición crítica. Hasta el momento nos han informado que hay unas diez víctimas (mortales), afirmó el portavoz de la Gendarmería, general Andry Rakotondrazaka, en una rueda de prensa en la capital malgache, Antananarivo.
Sin embargo, el diputado por la circunscrición de Ikono, Jean Brunelle Razafintsiandraofa, afirmó, en declaraciones a medios locales, que hubo “16 muertos y más de 40 personas heridas durante este altercado”.
Brunelle dijo que diez personas resultaron heridas de gravedad y requieren “operaciones (médicas) de urgencia porque les han perforado el pecho”.
El portavoz policial anunció que la atención de los heridos estaría a cargo del Estado y que una colaboración con el Ministerio de Defensa Nacional permitirá la evacuación de los heridos graves a localidades donde puedan recibir la debida atención médica.
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“El Estado realizará actos fúnebres en los pueblos originarios de las víctimas para rendirles homenaje”, aseguró el general.
En algunos países africanos sigue arraigada la creencia de que los huesos de los albinos tienen poderes mágicos y se llegan a pagar importantes cantidades de dinero por ellos.
En un informe de 2016, la organización pro derechos humanos Amnistía International (AI) expuso cómo las personas con albinismo eran “cazadas y matadas como animales”.
Los huesos de esas personas se vendían a quienes practican la medicina tradicional, en países como Malaui y Mozambique, para usarlos en pociones mágicas asociadas con la riqueza y la buena suerte.
