Difícilmente, una empresa como la Comisión Federal de Electricidad (CFE), cuyos gastos de operación son iguales o superiores a sus ingresos, puede reportar utilidades. Si a esto le agregamos un endeudamiento financiero monumental y pasivos laborales prácticamente de la misma magnitud, encontramos que al final de su ejercicio fiscal termina con una abultada pérdida. Ello implica que, para su funcionamiento, la empresa del Estado necesita de la inyección constante y cada vez más abundante de recursos del presupuesto de la nación por una magnitud semejante a la de sus faltantes.
De acuerdo con el reporte financiero que la CFE presentó a la Bolsa Mexicana de Valores para el cierre del 2021, la empresa terminó con una pérdida neta por 110,468 millones de pesos, 19.4% superior en términos reales a la pérdida del 2020, que fue por 92,482 millones de pesos. Si bien entre 2016 y 2019 la empresa reportó cifras positivas, la información disponible señala que entre 2011 y 2015 las pérdidas fueron consecutivas, promediando unos 70,806 millones de pesos por año en ese lapso.
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Esta historia recurrente de malos resultados arranca desde que los ingresos que obtiene por la venta de los servicios y bienes que produce, son iguales o inferiores a los gastos en los que tiene que incurrir para cumplir con su función operativa. Para muestra, un botón: en el reporte sobre finanzas públicas, y en particular en el de la situación financiera, se observa que en el 2021 obtuvo ingresos por 384,797 millones de pesos y aplicó gastos por 509,773 millones de pesos. Incluso si consideramos sólo el gasto programable de la empresa, es decir, el que no considera el pago de intereses, la diferencia sigue siendo negativa.
Hasta 2013, los ingresos y gastos de la empresa productiva del Estado fueron muy similares, y en los tres años siguientes, es decir, hasta 2016, los ingresos experimentaron una notable recuperación. Sin embargo, a partir de 2017 la situación cambia notablemente, pues de un gasto que en ese año superaba en 9.4% a los ingresos, para el 2021 resultó superior en 32.2%, brecha que por sí misma exhibe la necesidad de apoyo externo para que la CFE siga funcionando, lo que significa que el gobierno federal tiene que echar mano de los recursos públicos para mantener la operación de la empresa.
Si en la parte de la operación no la libra la CFE, al considerar el pago de intereses por la pesada carga financiera, más el gasto de inversión en maquinaria y equipo, la situación se ve más complicada, pues parte de las ineficiencias que arrastra la empresa tienen que ver con el consumo de energía que requieren sus plantas, que tienen más de 30 años de antigüedad, situación que en la actualidad se torna más urgente con el explosivo aumento en el precio del gas natural en los mercados internacionales.
Intereses, gastos de la deuda e inversión física (millones de pesos de 2021)
CFE es una empresa que nos cuesta a los mexicanos y cuyo personal goza de prestaciones que no tienen la mayoría de los mexicanos. El gasto en pensiones no deja de crecer: en 2021 fue por 46,732 millones de pesos, desembolso superior en 75.4% en términos reales a lo entregado en el 2011, mientras que el total de pasivos laborales cerró el 2021 en 369,920 millones de pesos. Y si a esto le agregamos pasivos financieros de largo plazo por 356,616 millones de pesos, nos encontramos con una empresa cuya viabilidad operativa y financiera depende de las crecientes transferencias de recursos fiscales que entre 2017 y 2021 promediaron 79,385 millones de pesos cada año.
Pasivos financieros de largo plazo y pasivo laboral (millones de pesos de 2021)
Para completar el faltante de recursos financieros a la CFE, el gobierno no ha dejado de salir al rescate, particularmente en los años recientes. Desde 2007, la empresa no ha dejado de recibir transferencias por parte de la federación, que en el 2021 fueron por 70,279 millones de pesos, aunque el monto más significativo fue en 2018 con 92,194 millones de pesos.
Transferencias del gobierno federal (millones de pesos de 2021)
En síntesis, los costos de la deuda, los costos de transformación industrial excesivos y las relaciones laborales han llevado a la empresa a un callejón cuya salida se torna cada vez más complicada e incierta. Sin embargo, mientras el tiempo pasa, continúa la enorme erogación de recursos para cuadrar el balance, por lo que es urgente que la CFE reduzca gastos a fin de ser esa empresa de calidad mundial que tanto necesita el país.
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