Reporte sobre fiestas durante confinamiento en Downing Street responsabiliza a Boris Johnson y a otros funcionarios británicos

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Foto: AP

AP.- Una investigación publicada el miércoles culpó al primer ministro británico, Boris Johnson, y a otros altos cargos de autorizar fiestas gubernamentales que infringieron las normas de confinamiento de Reino Unido por la Covid-19. Aunque Johnson dijo que asumía “toda la responsabilidad” por el incumplimiento, insistió en que no dimitirá.

Las revelaciones de que Johnson y su personal burlaron repetidamente las restricciones que ellos mismos impusieron al país en 2020 y 2021 han alimentado la indignación en Gran Bretaña y han llevado a la oposición a pedir que Johnson renuncie por el escándalo conocido como “partygate”.

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La mayoría de los legisladores del Partido Conservador, al que pertenece Johnson, lo han apoyado hasta ahora, y aún no está claro si el esperado informe de la alta funcionaria Sue Gray cambiará esa situación.

La funcionaria investigó 16 reuniones a las que asistieron Johnson y sus empleados mientras la población británica tenía prohibidos los eventos sociales —incluso visitar a familiares enfermos y moribundos— debido a las restricciones contra el coronavirus.

El reporte de Gray concluyó que “el equipo de alta dirección (…) debe asumir la responsabilidad” por una cultura que permitió que se celebraran eventos que “no deberían haberse permitido”.

Agregó que se produjeron “faltas de liderazgo y de juicio” en la oficina de Johnson.

“Aquellos en posiciones de menor responsabilidad asistieron a reuniones a las que sus superiores asistieron o incluso organizaron”, añadió.

Una investigación paralela de la policía supuso multas para 83 personas—incluido Johnson—, lo que le convierte en el primer jefe del gobierno británico que se concluye violó la ley durante su mandato.

Al comparecer ante los legisladores después de la publicación del informe, Johnson dijo que asumía “total responsabilidad por todo lo que sucedió”. Agregó que lo lamentaba, pero insistió en que no violó ninguna regla a sabiendas. Aseguró que se sentía “abatido” y que había “aprendido una lección”, pero que ahora era el momento de “seguir adelante” y concentrarse en impulsar la economía.

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Los críticos, algunos del propio Partido Conservador de Johnson, afirman que el primer ministro mintió al Parlamento sobre los hechos. En Gran Bretaña se espera que renuncien aquellos funcionarios que desinforman al Parlamento de forma deliberada.

Los medios de comunicación británicos y los políticos de la oposición han encontrado difícil de cuadrar las afirmaciones de Johnson con lo relatado por los miembros de su equipo, pues de hecho se les pidió que cada uno llevara su propia bebida. Algunas de las reuniones en la oficina del primer ministro fueron catalogadas como “veladas con vino de los viernes” en el peor momento de la pandemia.

El líder del opositor Partido Laborista, Keir Starmer, calificó el informe de Gray como un “catálogo de delitos”. Starmer dijo que el gobierno de Johnson había “tratado los sacrificios del pueblo británico con absoluto desprecio”.

El mandato de Gray no le permitía dictar castigos. Gran parte de su informe de 37 páginas está dedicado a un relato detallado de los hechos, como una fiesta de mayo de 2020 en el jardín de Downing Street a la que “el primer ministro trajo queso y vino” y una fiesta el mes siguiente en la que “un individuo se enfermó” y “hubo un altercado menor entre otros dos individuos”.

En otra fiesta —celebrada la noche anterior al funeral del esposo de la reina Isabel II, el príncipe Felipe— los participantes en un jardín rompieron un columpio del hijo pequeño de Johnson, Wilf, y festejaron hasta las 4 a.m.

Johnson se ha aferrado al poder por ahora, en parte porque la invasión rusa en Ucrania desvió la atención política y de la ciudadanía. Algunos conservadores que valoraban pedir una moción de censura contra su líder decidieron que sería apresurado expulsar a Johnson en medio de una guerra que desestabiliza Europa y aviva una crisis de encarecimiento del costo de la vida.

El primer ministro recibió algo más de alivio la semana pasada, cuando la Policía Metropolitana le informó de que no se le impondrán nuevas multas, aunque asistió a varios eventos bajo investigación.

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Ahora que Gray y la policía han concluido sus investigaciones, la suerte de Johnson podría estar en las manos de sus copartidarios conservadores, conocidos por echar a aquellos líderes que se convierten en una carga política. Los legisladores conservadores dicen que han recibido mensajes de votantes furiosos y muchos se sienten incómodos defendiendo el incumplimiento de las reglas de parte de Johnson.

Las conclusiones de Gray podrían revivir los llamados de los legisladores conservadores a una moción de censura hacia el líder que les dio una gran mayoría parlamentaria hace apenas dos años. Según las normas del partido, esa votación puede celebrarse si el 15% de los parlamentarios —que ahora son 54 personas— la pide por escrito.

Si Johnson pierde esa votación, sería sustituido como líder conservador y primer ministro. No está claro cuántas peticiones se han enviado por ahora.

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