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AP.- Con las economías mundiales sufriendo a lo largo de los más de dos años de la pandemia de coronavirus y los problemas de suministro global exacerbados por la invasión de Rusia en Ucrania, Estados Unidos tiene una “increíble oportunidad” de participar con otras naciones en un campo de juego común y forjar nuevas asociaciones y acuerdos, dijo el viernes a The Associated Press, Katherine Tai, la principal negociador comercial de Estados Unidos.
La representante comercial llegó a Tailandia para reunirse con los ministros de comercio del grupo de Cooperación Económica Asia-Pacífico, el mismo día que el presidente Joe Biden inició una visita a Asia en Corea del Sur.
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Tai y Biden se unirán en Japón, desde donde anunciarán planes para un nuevo Marco Económico del Indo-Pacífico, que la representante comercial estadounidense aseguró que demostraría, por encima de todo, “el compromiso permanente de Estados Unidos como socio de los países de esta región”. Así, Washington busca mantener bajo control la creciente influencia de China en la región.
“Lo que estamos trayendo es un enfoque sólido y holístico de la economía y de invertir en los demás”, dijo. “Incluirá la participación en la estabilidad de la cadena de suministro, la energía limpia, la descarbonización, los impuestos y las medidas anticorrupción“, continuó.
A pesar de que no existe la promesa de un mayor acceso a los mercados estadounidenses como en los acuerdos comerciales tradicionales, el IPEF aún tendrá el efecto de aumentar las oportunidades, dijo Tai.
Con todas las perturbaciones actuales en la economía global, Tai dijo que sus homólogos de la región Asia-Pacífico se han mostrado entusiasmados con la idea del nuevo marco económico que podría ayudar a los trabajadores y las empresas.
“No creo que la economía de nadie sea más fuerte debido a Covid y hay una sensación de ansiedad bastante generalizada sobre cómo nos recuperamos”, dijo. “De hecho, pienso que esto presenta una oportunidad increíble”.
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Dijo que sus contrapartes hablaron sobre la necesidad de “resiliencia, sostenibilidad e inclusión”. “En la medida en que todos estamos buscando esos temas en nuestras políticas económicas en este momento, creo que existe una gran oportunidad para que nos unamos para forjar un conjunto de parámetros en nuestra economía global que nos permita construir un nuevo mundo económico“.
Dijo que Estados Unidos en Asia estaba “muy, muy concentrado en nuestra competencia con China”, y que el marco también se consideraba un contraataque efectivo a la creciente influencia de Beijing.
Tai está a favor de un enfoque integral hacia los problemas comerciales en curso con China y ha estado rechazando los llamados de la secretaria del Tesoro de EU, Janet Yellen, para eliminar algunos aranceles de la era Trump sobre productos chinos para combatir la inflación interna en los EU.
Dijo que veía los aranceles como “una herramienta en la caja de herramientas de la política económica” que podría considerarse, pero junto con “muchas otras herramientas a nuestra disposición”.
“Lo que es de suma importancia para nosotros es asegurarnos de que este realineamiento estratégico a mediano plazo que sabemos que debemos lograr sea algo que podamos lograr, y que nada de lo que hagamos a corto plazo socave ese objetivo más amplio”, dijo Tai.
“No podemos darnos el lujo de salir de este momento tan difícil colocándonos en los Estados Unidos en una posición más vulnerable que la que teníamos antes de entrar en este período”.
Tai, quien es considerada pragmática por resolver problemas en política comercial, ha dicho que el enfoque de la política estadounidense se ha alejado de la globalización por sí misma y se acerca a una que prioriza la seguridad y los intereses de los trabajadores y consumidores.
Antes de ser nombrada negociadora comercial de EU, Tai fue asesora comercial principal del Comité de Medios y Arbitrios de la Cámara, donde manejó las negociaciones sobre un acuerdo comercial renovado de América del Norte.
Un objetivo clave fue remodelar el pacto para facilitar que los trabajadores mexicanos formen sindicatos independientes y exijan mejores salarios y beneficios. Eso podría reducir los incentivos para que las empresas estadounidenses trasladen su producción al sur de la frontera para aprovechar la mano de obra más barata.
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