Las petroleras de Arabia Saudita y China no han impuesto sanciones a Rusia por la invasión a Ucrania

EFE.- Cinco de las diez grandes petroleras del mundo han condenado de momento la invasión de Rusia a Ucrania y han adoptado alguna medida comercial contra el régimen de Vladimir Putin, al coincidir con las sanciones acordadas por los gobiernos occidentales, liderados por la Unión Europea y Estados Unidos.

Por el contrario, la petrolera estatal saudí, Aramco, y la mayor productora de petróleo y gas de China, Petrochina, han optado por una postura neutral, mientras que los gigantes Gazprom y Rosneft no se han pronunciado acerca de un conflicto armado que ya impactó en sus negocios.

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La británica BP fue de las primeras compañías en manifestarse. Lo hizo el pasado 27 de febrero, apenas tres días después de que diera comienzo la invasión, cuando anunció que se desharía del 19.75 % que poseía desde 2013 en Rosneft, propiedad parcial del Kremlin.

La empresa, que había recibido presiones del Ejecutivo británico, señaló que el ataque perpetrado por Putin era un “acto de agresión” que motivaba un “cambio fundamental” en la estrategia de BP, presente en aquel país durante más de tres décadas.

A comienzos de marzo, la estadounidense ExxonMobil informó de que no invertiría en nuevos proyectos en Rusia.

“ExxonMobil apoya al pueblo de Ucrania en su intento de defender su libertad y determinar su propio futuro como nación. Apoyamos la fuerte respuesta internacional. Estamos cumpliendo con todas las sanciones”, explicaba.

En el mismo comunicado indicaba que ya había empezado el “proceso de interrumpir las operaciones” en la plataforma de petróleo y gas de Sakhalin, donde participa con un 30% y que después de 25 años supone una de las mayores inversiones directas internacionales en Rusia.

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De manera similar se ha comportado la petrolera anglo-holandesa Shell, que comunicó que dejaría de estar implicada con hidrocarburos rusos, como el crudo, productos petroleros, gas y gas natural licuado, y que frenaría sus importaciones de crudo.

En abril pasado, Shell confirmó que su decisión de abandonar sus operaciones en Rusia le costará entre 4.000 y 5.000 millones de dólares (entre 3 mil 666 y 4 mil 583 millones de euros), y que no compraría petróleo de aquel mercado aunque cumpliría los contratos de compra de combustible firmados antes de la invasión.

Entre las actividades que dejará figura su “joint-venture” (sociedad de riesgo compartido) con Gazprom; una participación del 27,5 % en una instalación rusa de gas natural licuado; un 50 % en un proyecto petrolero en Siberia y su implicación en el proyecto Nord Stream 2 entre Rusia y Alemania, que ha sido frenado por Berlín a raíz de la guerra.

La francesa TotalEnergies, por su parte, se sumó a las medidas tras las críticas recibidas por seguir haciendo negocios con Rusia.

El pasado 22 de marzo reveló que suspendería la compra de petróleo ruso este año “por el agravamiento de la situación en Ucrania y la existencia de fuentes alternativas de abastecimiento para Europa.

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