Esta semana se inauguró el Aeropuerto Internacional Felipe Ángeles (AIFA). Para no tener que responder por la corrupción en su construcción, el sobrecosto o el hecho de que se inauguró sin estar terminado, el presidente Andrés Manuel López Obrador se escondió detrás de unas tlayudas. Ante cualquier crítica a la terminal aérea, respondió con lo que ya es una consigna: calificar los argumentos de clasistas y racistas. El tema del AIFA no son las tlayudas ni los vendedores ambulantes.
El tema es que costó 53% más de lo previsto, que el Ejército contrató empresas fantasmas y hechizas como proveedoras, que nada se licitó y todos los contratos se dieron por asignación directa. Que 23 mandos militares controlaron desde sus cuentas bancarias personales el dinero y aún no justifican en qué gastaron 12 mil millones de pesos. Ese es el tema.
Además, la primera de las obras emblemáticas de este gobierno está terminada, dice López Obrador. Pero la realidad es otra. El AIFA está destinado a convertirse en otro de los caros caprichos del presidente.
Y en entrevista en el estudio, el gobernador de Nuevo León, Samuel García, destapa a Luis Donaldo Colosio Riojas.
Mira aquí la entrega anterior: Loret Capítulo 76
