AP.- Un registro escrito a mano por enfermeras estadounidenses cuenta la historia de la batalla perdida contra la Covid-19 para que más personas se vacunen en Alabama, donde sólo 14 personas se presentaron en el Departamento de Salud del Condado de Marion para recibir su vacuna inicial durante las primeras seis semanas del año.
Los hospitales en el condado y sus alrededores de aproximadamente 30 mil personas se llenaron de pacientes con el virus y el número de muertos aumentó. En muchos días, nadie tuvo la primera oportunidad, mientras que el restaurante mexicano, Los Amigos, estaba lleno de comensales sin mascarillas a la hora del almuerzo.
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La campaña de vacunación en Estados Unidos se está deteniendo y la demanda casi se ha derrumbado en lugares como esta ciudad manufacturera profundamente conservadora donde, para empezar, muchos no estaban interesados en las vacunas.
La cantidad promedio de estadounidenses que reciben su primera vacuna se redujo a alrededor de 90 mil por día, el punto más bajo desde los primeros días de la campaña de vacunación de Estados Unidos, en diciembre de 2020. Las esperanzas de una mejora sustancial en el futuro inmediato se han evaporado en gran medida.
Alrededor del 76% de la población de los Estados Unidos ha recibido al menos una vacuna. Menos del 65% de todos los estadounidenses están completamente vacunados.
Los programas de incentivos de vacunación que regalaban dinero en efectivo, entradas para eventos deportivos, cerveza y otros premios han desaparecido en gran medida. Los mandatos de vacunas del gobierno y los empleadores se han enfrentado a desafíos judiciales y es posible nunca hayan llegado tan lejos como ahora.
Con los casos actuales de Covid-19, las hospitalizaciones y la disminución de muertes, las personas que están en contra de vacunarse no ven muchas razones para cambiar de opinión.
“La gente ya lo superó. Están cansados de eso”, dijo Judy Smith, administradora de un distrito de salud pública de 12 condados en el noroeste de Alabama. La demanda de la primera ronda de vacunas tocó fondo especialmente en las áreas conservadoras de todo el país.
En Wyoming, un total de unas 280 personas en todo el estado recibieron su primera vacuna la semana pasada, y la sala de espera del Departamento de Salud del condado de Cheyenne-Laramie estaba vacía el martes por la mañana. El jefe del departamento recordó con cariño hace solo unos meses, cuando el vestíbulo estaba lleno los viernes por la tarde después de la escuela con los niños recibiendo sus dosis. Pero tampoco aparecen más.
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“La gente escuchó más historias sobre, bueno, el Ómicron no es tan malo”, dijo la directora ejecutiva Kathy Emmons. “Creo que mucha gente simplemente tiró los dados y decidió: ‘Bueno, si no es tan malo, voy a esperar y ver qué pasa'”.
El condado de Marion, a lo largo de la línea de Mississippi, es parte de una serie de condados de Alabama donde la mayoría de las personas no están completamente vacunadas más de un año después de que se implementaron las vacunas. Justo al este, el condado de Winston tiene la proporción más baja del estado de residentes completamente vacunados, con 26 %, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades. Alrededor del 42% están completamente inmunizados en el condado de Marion.
El área fue muy favorable para el presidente Donald Trump en las elecciones de 2020. Y, sin embargo, la resistencia a la vacuna es tan fuerte que dos condados más allá, en Cullman, algunos abuchearon a Trump cuando alentó a las vacunas durante una manifestación que atrajo a miles el verano pasado.
La Covid-19 ha matado a casi 18 mil personas en Alabama, lo que le da al estado la cuarta tasa de muertes más alta del país en relación con la población. La tasa del condado de Marion supera el promedio estatal en 1.78%, con más de 140 muertes, según datos de la Universidad Johns Hopkins.
Kelly Moore, una exfuncionaria de salud de Tennessee que ahora dirige una organización de defensa de la vacunación financiada por los CDC llamada Immunize.org, recordó haber visto datos de una encuesta reciente que la golpearon como un puñetazo en el estómago.
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Los resultados se presentaron en una reunión de expertos en vacunas de los CDC a principios de este mes. La encuesta de enero de alrededor de mil adultos preguntó a los participantes no vacunados qué, en todo caso, cambiaría de opinión y los persuadiría a vacunarse. La mitad dijo “nada”.
“Francamente, fue bastante desmoralizador ver esos resultados”, dijo Moore.
Dado que la pandemia sigue siendo una amenaza mortal, los trabajadores de la salud pública no han renunciado a vacunar a más personas, incluso si se siente como un trabajo duro.
Jordan Ledbetter, una enfermera que trabaja en el Departamento de Salud del Condado de Marion, se emocionó cuando dos personas llegaron el mismo día para vacunarse por primera vez. “Eso fue emocionante”, dijo. “Hay días en los que no he puesto ninguna vacuna”.
