EFE.- Unas 2 mil aficionadas asistieron este jueves a la victoria de la selección de Irán sobre Irak (1-0), que selló su pase para el Mundial de Qatar de 2022 en un encuentro que supuso la segunda vez en 40 años que el país persa permite la presencia de mujeres en un estadio de futbol.
Tras varias semanas de dudas y declaraciones contradictorias, las autoridades de Irán permitieron la entrada de 2 mil mujeres y 9 mil hombres –cifras reducidas por el coronavirus– al estadio, pero sin dar mucho bombo a la presencia de las aficionadas en el partido de clasificación al Mundial.
De hecho, las entradas para el partido a las mujeres no se pusieron a la venta y las autoridades las repartieron a asociaciones y grupos culturales.
TESTIMONIOS
Aún así, las afortunadas que pudieron acudir, lo celebraron.
“Es la primera vez que voy a ver el partido de la selección de mi país y estoy muy emocionada”, dijo Najme, quien asistió al encuentro con un sobrino, en el estadio Azadi de Teherán.
“Espero que esto sea el principio y que las mujeres podamos seguir viniendo”, afirmó la aficionada, quien consiguió una entrada a través de su empresa.
Para Sana, joven de 17 años, también era su primer partido en vivo en un estadio y no podía ocultar su emoción.
“No podría estar más feliz”, dijo en las puertas del campo.
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“En nuestra sociedad no se nos permite venir. Hay hombres que quieren que nos quedemos en casa”, explicó.
Se trata del segundo partido en el que se permite la entrada de mujeres a los estadios de futbol, desde el triunfo de la revolución islámica en 1979, liderada por Ruholá Jomeiní.
HISTÓRICO TABÚ
El histórico tabú se rompió el 10 de octubre de 2019, con la la asistencia de 3 mil 500 mujeres en el estadio Azadi de Teherán con capacidad para 78 mil espectadores, la primera vez en 40 años que sucedía. Pero la irrupción de la pandemia del coronavirus puso fin a la asistencia a partidos y por ello no volvió a repetirse.
La prohibición de acudir a los partidos llevó a muchas mujeres aficionadas a colarse en los estadios disfrazadas de hombres y, en ocasiones, a su detención.
El punto de inflexión fue la muerte de la joven Sahar Jodayari, quien se inmoló en 2019 al saber que podría ser condenada a seis meses de cárcel por colarse en un estadio.
Su muerte provocó que la FIFA presionara a Teherán para que permitiera la presencia de las mujeres en los partidos de futbol clasificatorios para el Mundial 2022 y advirtió de que, de lo contrario, Irán se enfrentaría a sanciones.
