Alina Navarrete Fernández/Corresponsal
Los enfrentamientos entre civiles armados, al parecer de integrantes del grupo criminal conocido como “Los Ardillos”, y la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG) dejaron un saldo de seis muertos y una persona más herida.
Alrededor de las 18:00 horas del miércoles, los presuntos delincuentes atacaron a balazos la Comandancia de la UPOEG, ubicada en la comunidad Buenavista de la Salud, municipio de Chilpancingo, Guerrero, y mataron a cuatro policías comunitarios; entre ellos, el comandante Mario Zamora Maldonado, quien también era integrante del magisterio disidente en la entidad.
El ataque originó un enfrentamiento que se prolongó más de una hora y alarmó a los habitantes, quienes reportaron el hecho en redes sociales para solicitar la presencia de las Fuerzas Armadas en la localidad, ubicada a unos 40 minutos de la capital, sobre la carretera federal México-Acapulco.
Después, los civiles armados se dieron a la fuga y en su huida, balearon tres camiones que también atravesaron en la referida vía, en las inmediaciones de la comunidad de Acahuizotla, para evitar de bloquear el paso vehicular en la zona y así, evitar la llegada de los cuerpos de seguridad y ambulancias que fueron llamadas para atender a los heridos.
Al respecto la fiscal de Guerrero, Sandra Luz Valdovinos Salmerón, informó que el saldo fue de seis muertos y un herido. “Vamos avanzando en las líneas de investigación muy bien, esperemos lograr resultados significativos y positivos”, confió.
Desde la noche del miércoles se desplegó un fuerte operativo para asegurar la zona, en la que hoy fueron visibles los alcances del enfrentamiento, del cual hubo más víctimas de acuerdo con la Policía Comunitaria, que también acusa directamente a “Los Ardillos” del ataque, a pesar de que las autoridades no han reconocido la participación del crimen organizado en los hechos.
En el Valle del Ocotito, que abarca distintas comunidades cercanas a la carretera federal México-Acapulco, los grupos de la delincuencia organizada “Los Ardillos” y “Los Rojos” mantienen una disputa por el control de ese corredor estratégico para el trasiego de enervantes.
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Ante los constantes enfrentamiento, la UPOEG asumió la seguridad de la zona, al igual que el Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG); sin embargo, ambas organizaciones se acusan de estar coludidas con el crimen.
