AP.- Un año después de que miles de alborotadores violentos a favor de Donald Trump abrumaron a los agentes de policía en el Capitolio de Estados Unidos, hiriendo gravemente a decenas en el proceso, la fuerza dedicada a proteger el principal símbolo de la democracia estadounidense se ha transformado.
Los líderes que estaban a cargo de la Policía del Capitolio de Estados Unidos el 6 de enero fueron destituidos luego de las críticas por el trabajo de inteligencia y otras fallas que dejaron al poder legislativo vulnerable al ataque. Y en términos más generales, la agencia que alguna vez fue poco conocida fuera de Washington ahora tiene un perfil elevado, lo que llevó a un aumento de aproximadamente el 15% de su presupuesto y a una mayor conciencia de su papel en el mosaico de seguridad en la región.
Con la profunda división política de la nación y un número sin precedentes de amenazas contra los legisladores, todavía existe preocupación sobre la capacidad de la Policía del Capitolio para frustrar otro posible ataque. Pero los expertos dicen que el impacto de la insurrección ha provocado los cambios más necesarios, incluida una mejor comunicación entre la Policía del Capitolio, otras agencias de aplicación de la ley y el público.
“Es un cambio radical entre este año y el pasado en términos de cómo la Policía del Capitolio está pensando y operando”, dijo Chuck Wexler, director del Foro de Investigación Ejecutiva de la Policía.
Como la cara pública temporal del departamento, la entonces jefe de policía en funciones, Yogananda Pittman, reconoció ante el Congreso en febrero pasado que múltiples niveles de fallas permitieron que los alborotadores asaltaran el edificio. Pero ella cuestionó la idea de que las fuerzas del orden no habían tomado en serio la amenaza, y señaló cómo la policía del Capitolio, varios días antes de los disturbios, había distribuido un documento interno advirtiendo que los extremistas estaban preparados para un acto violento.
El departamento de policía había compilado numerosos documentos de inteligencia que sugerían que la multitud podría volverse violenta e incluso atacar al Congreso. Los documentos de inteligencia, obtenidos por The Associated Press, advirtieron que las multitudes podrían ascender a decenas de miles e incluir a miembros de grupos extremistas como los Proud Boys.
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La Junta de Policía del Capitolio está compuesta por los sargentos de armas de la Cámara y el Senado, y el arquitecto del Capitolio, que supervisa el edificio. Pasó por alto a Pittman en su búsqueda de un jefe permanente y, en julio, seleccionó a J. Thomas Manger, el exjefe de los departamentos de policía en el condado de Fairfax, Virginia, y el condado de Montgomery, Maryland.
Manger se ha centrado en realizar cambios importantes en la agencia, que incluye mil 800 policías juramentados y casi 400 empleados civiles. Ha pedido equipo nuevo para los oficiales de primera línea y los oficiales asignados a la unidad de disturbios civiles mientras amplía las sesiones de capacitación con la Guardia Nacional y otras agencias. También ha presionado por un mayor apoyo de pares y servicios de salud mental para los oficiales.
“Creo que el daño que se hizo el 6 de enero no fue solo el físico al propio Capitolio. No fue solo el daño, las lesiones, las muertes que le ocurrieron a los hombres y mujeres del Departamento de Policía del Capitolio, a los manifestantes, a la gente que estaba en los terrenos ese día”, dijo Manger en una entrevista con la AP en septiembre. “El daño fue más allá de eso. Llegó a afectar la confianza del público estadounidense de que el Capitolio podría estar adecuadamente protegido“.
En el último año, la Policía del Capitolio dice que también ha mejorado la forma en que los investigadores recopilan, analizan y difunden datos de inteligencia y han contratado a alguien dedicado a planificar eventos importantes para centrarse en la seguridad y la coordinación. La agencia también ha comenzado a realizar sesiones de planificación y ejercicios antes de eventos importantes y está informando a los oficiales en persona.
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Muchos oficiales dentro del departamento habían criticado a sus propios líderes, diciendo que no habían entendido la amenaza antes del ataque y que no hicieron lo suficiente para reforzar al equipo y al personal. A algunos oficiales les fue entregado equipo para una protesta, en lugar de un motín.
Pero incluso con un nuevo jefe y cambios importantes en las operaciones, aún quedan dudas sobre si el Capitolio está adecuadamente protegido. Si bien muchas personas, tanto dentro como fuera del Capitolio, se sorprendieron por el ataque en enero pasado, algunos advirtieron a la comunidad de inteligencia que se tomara en serio las manifestaciones planificadas por entidades pro-Trump.
El senador Mark Warner, demócrata por Virginia, que preside el comité de inteligencia del Senado, dijo que había estado llamando al FBI durante los días previos al ataque y le habían asegurado que los agentes estaban preparados. Pero mientras se dirigía a la sala del Senado para la certificación de los votos electorales del demócrata Joe Biden, vio a la multitud subiendo la colina a través de las ventanas del Capitolio.
“He estado aquí mucho tiempo y he vivido en Washington durante años, y nunca antes había visto manifestantes que parecían estar tan cerca del edificio, y había muchos”, dijo Warner a la AP el mes pasado.
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El organismo de control de la Policía del Capitolio ha dicho que solo se han adoptado una pequeña cantidad de las recomendaciones que hizo para hacer que el complejo del Capitolio esté “seguro y protegido“. Y dice que se identificaron problemas sistémicos claros después de la insurrección.
“El Departamento todavía carece de una infraestructura de capacitación general para satisfacer las necesidades del departamento, el nivel de recopilación de inteligencia y experiencia necesarios, y un cambio cultural general necesario para trasladar el departamento a una agencia de protección en lugar de un departamento de policía tradicional”, dijo el general Michael Bolton, inspector general, a los legisladores en el Comité de Reglas del Senado el mes pasado.
La policía dice que se ha centrado en “completar las recomendaciones que podrían ayudar a prevenir otro ataque” y tiene planes detallados para abordar las docenas de recomendaciones del inspector general.
Aún así, el problema más urgente que enfrenta la fuerza es la escasez de personal. Manger planea contratar a unos 400 nuevos oficiales y los funcionarios planean incorporar a unos 280 oficiales juramentados este año.
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“La Policía del Capitolio de Estados Unidos es más fuerte que antes del 6 de enero“, dijo la agencia en un comunicado. “Estamos increíblemente orgullosos del trabajo que han realizado nuestros dedicados empleados durante este año desafiante”.
