Desde Belén hasta México, Londres y Nueva York, el repunte de casos de Covid-19 restringió las celebraciones de Navidad en el mundo por segundo año consecutivo, obligando a las iglesias a cancelar los servicios religiosos o a reducir su aforo, y arruinando los planes de viaje y las reuniones familiares.
Por las calles de Belén, los percusionistas y gaiteros marcharon ante una multitud más pequeña de lo habitual luego de que las nuevas restricciones de viaje implementadas en Israel con el fin de frenar la propagación de la contagiosa variante Ómicron del coronavirus evitaron que los turistas acudieran a la localidad donde, según la tradición de los creyentes, nació Jesús.
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En México, el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador presumió esta semana “una reducción sostenida” de los casos de Covid-19, por lo que el país celebra Navidad sin mayores restricciones sanitarias mientras otras regiones del mundo afrontan medidas y cierres severos. De acuerdo con la GISAID (Global Initiative on Sharing All Influenza Data), México ya suma 41 casos de la variante Ómicron registrados hasta el momento.
México llega a esta Navidad con 3 millones 947 mil 284 casos totales y 298 mil 670 defunciones, la cuarta cifra más alta del mundo, desde que comenzó la pandemia.
El director de la Organización Mundial de la Salud (OMS), Tedros Adhanom Ghebreyesus, pidió esta semana “cancelar o retrasar” las fiestas decembrinas ante el avance de Ómicron y la prevalencia de Delta, por lo que países europeos y regiones de Brasil y Estados Unidos han implementado diversas restricciones.
“Un evento cancelado es mejor que una vida cancelada. Es mejor cancelar ahora y celebrar más tarde, que celebrar ahora y estar de luto más tarde”, declaró el lunes el director de la OMS.
Pero el subsecretario de Promoción y Prevención de la Salud, Hugo López-Gatell, descartó que las declaraciones del director de la OMS apliquen para México. “Es común que de las conferencias de prensa que hace el propio director de la Organización Mundial de la Salud, el doctor Tedros Ghebreyesus, los medios en México y en otras partes del mundo saquen extractos a veces fuera de contexto”, criticó.
La jefa de Gobierno de la Ciudad de México, Claudia Sheinbuam, promovió una verbena navideña en el Zócalo, que estará hasta el 31 de diciembre y que ha recibido a decenas de miles de personas a diario desde su inauguración hace más de una semana.
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En Estados Unidos, el principal epidemiólogo del gobierno, Anthony Fauci, sugirió a la población no invitar a reuniones de Navidad a familiares que decidieron no vacunarse contra la Covid-19 debido al repunte de contagios por la nueva variante.
Fauci afirmó que los hospitales del país se llenarán otra vez de pacientes en las próximas dos semanas por la rápida expansión de Ómicron y por el rechazo a la vacuna que han mostrado algunas personas.
En la ciudad de Nueva York, donde Ómicron se ha propagado ampliamente, la gente esperaba en largas filas para someterse a una prueba de coronavirus, muchos haciéndolo como medida de precaución durante y después de reunirse con la familia.
Brianna Sultan y su hija Ava, de 8 años, pasaron el viernes en una de esas largas filas esperando hacerse una prueba después de que se enteraron que se había registrado un caso de Covid-19 en la escuela de la menor.
“Es una terrible forma de estar pasando la Nochebuena“, dijo Sultan luego de esperar por más de dos horas en la fila y mientras descendía la temperatura en el vecindario de Harlem de la ciudad de Nueva York. “Es terrible que no podamos ver a nuestras familias porque esta variante del Covid está regresando otra vez”, lamentó.
Los viajes por las festividades se vieron afectados en todo Estados Unidos luego de que algunas de las principales aerolíneas cancelaron cientos de vuelos en medio de una escasez de personal relacionada con casos de la variante Ómicron.
En Reino Unido, donde la variante del coronavirus también está propagándose con gran velocidad, algunos sitios religiosos esperaban seguir adelante con sus planes.
Mientras tanto, en Roma, el papa Francisco celebró sin cubrebocas una misa de Nochebuena ante casi 2 mil personas en la Basílica de San Pedro, donde el aforo estuvo militado y los fieles tuvieron que portar mascarilla.
En Francia, algunos visitaron a sus seres queridos en el hospital. Por su parte, los parisinos se formaban en las tiendas de chocolates, mercados y centros de pruebas de coronavirus. La nación europea ha registrado cifras récord de casos nuevos de Covid-19, y las hospitalizaciones han ido al alza, pero el gobierno se ha resistido a imponer toques de queda o cierres durante la temporada navideña.
En Alemania, una fila rodeaba la enorme catedral de Colonia, pero no para la Misa de Gallo, sino para la vacunación. La oferta de vacunas ha sido una expresión de “cuidar del prójimo”, congruente con el mensaje de la Navidad, dijo el sacerdote Guido Assmann.
En otras partes del mundo, la gente, exhausta por casi dos años de confinamientos y otras restricciones, buscaba formas de disfrutar de las celebraciones navideñas de una forma segura.
“No podemos dejar que el virus nos robe la vida cuando estamos sanos”, dijo Rosalia Lopes, una trabajadora jubilada del gobierno portugués. Comentó que ella y su familia estaban hartos de la pandemia y decidieron llevar a cabo sus celebraciones, con la ayuda de las vacunas y las dosis de refuerzo, las pruebas rápidas caseras y el uso de cubrebocas en espacios públicos. Así tuvieron una tradicional cena de Nochebuena con bacalao al horno.
La gente de Holanda trató de disfrutar la festividad, pese a estar viviendo uno de los confinamientos más estrictos de Europa. Todas las tiendas no esenciales estaban cerradas, incluidos los bares y restaurantes, y las visitas a domicilio estuvieron limitadas a dos personas al día, cuatro en la Navidad.
Con información de AP
