Muere F.W. de Klerk, último presidente del apartheid sudafricano

Muere F.W. de Klerk, último presidente del apartheid sudafricano
De Klerk y Mandela con sus medallas del premio Nobel de la Paz en 1993. Foto: AP

AP.- Frederik Willem de Klerk, expresidente sudafricano que compartió el premio Nobel de la Paz con Nelson Mandela, falleció este jueves a los 85 años. El político fue el último mandatario del apartheid y presidió el final del régimen de minoría blanca. 

De Klerk murió en su hogar en el barrio Fresnaye de Ciudad del Cabo a causa del cáncer, dijo el jueves un vocero de la Fundación F.W. de Klerk.

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F.W. de Klerk nació en Johannesburgo en 1936. Se graduó de abogado y ejerció la profesión antes de volcarse a la política y ganar una elección al Parlamento. Desde 1978 ejerció una serie de puestos en el gabinete, incluido el de ministro de Asuntos Internos.

En 1989 fue elegido líder del Partido Nacional y en su primer discurso exhortó a buscar una “Sudáfrica libre de dominación u opresión en cualquiera de sus formas”. Llegó a la presidencia en septiembre de ese año y después de dejar el poder, de Klerk creó una fundación para promover su herencia presidencial.

Fue una personalidad controvertida en Sudáfrica, donde muchos le atribuyeron hechos de violencia contra los sudafricanos negros y los activistas contra el el sistema de segregación racial, denominado apartheid, mientras que algunos blancos lo consideraron traidor por sus esfuerzos para poner fin a dicho sistema que estuvo en vigor hasta 1992.

En un discurso ante el Parlamento el 2 de febrero de 1990, de Klerk anunció que Mandela quedaría en libertad luego de 27 años de prisión. El anuncio sacudió a un país que desde hacía décadas sufría el escarnio y sanciones de buena parte del mundo debido a su brutal sistema de discriminación racial (apartheid).

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En momentos de aislamiento creciente y deterioro de su economía otrora sólida, de Klerk, que había asumido la presidencia cinco meses antes, anunció en el mismo discurso que se anulaba la proscripción del Congreso Nacional Africano y otras agrupaciones políticas que luchaban contra el apartheid. Nueve días después, Mandela salió en libertad.

Mandela fue elegido el primer presidente negro del país en elecciones en las que los sudafricanos negros votaron por primera vez, luego de que años de haber sido puesto en libertad por de Klerk.

Para entonces, de Klerk y Mandela habían recibido el premio Nobel de la Paz en 1993 por su colaboración, en ocasiones contenciosa, en el proceso de eliminar el racismo institucional y llevar a Sudáfrica hacia la democracia.

Después de su discurso trascendental, de Klerk dijo a la prensa que el país sería “una Sudáfrica nueva”, pero la liberación de Mandela fue apenas el inicio de tensas negociaciones políticas sobre el camino a seguir, el poder pasaría de manos y se redactaría una nueva constitución.

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“Hay un elemento de incertidumbre, sin duda, con respecto a todo lo que depara el futuro”, dijo serenamente de Klerk a la prensa el 10 de febrero de 1990, tras anunciar que Mandela quedaría en libertad al día siguiente.

La transición tuvo un costo elevado, como dijo de Klerk en su discurso al recibir el Nobel en diciembre de 1993, más de 3 mil personas murieron por la violencia política que sacudió Sudáfrica. Adicionalmente, le recordó a la audiencia que él y Mandela, con quien compartió el galardón, seguían siendo oponentes políticos, con fuertes desacuerdos, pero que seguirían adelante “porque no hay otro camino hacia la paz y prosperidad de nuestro país”.

De Klerk también se reunió en secreto con Mandela antes de que fuera puesto en libertad. Dijo acerca de su primer encuentro que Mandela era más alto de lo que él pensaba y que le impresionó su postura y su dignidad. También dijo que comprendió que “podemos trabajar con este hombre”, pero no fue fácil, durante el encuentro discutieron acaloradamente.

Mandela lo acusó de permitir la matanza de personas de raza negra durante la transición. Por su parte, De Klerk dijo que Mandela podía ser extremadamente terco e irrazonable. En años posteriores, después de la penosa transición política del país, de Klerk señaló que ya no había encono entre ellos, que eran amigos y que se habían visitado mutuamente en casa.

 Aunque pidió perdón públicamente por el dolor y la humillación causados por el apartheid, jamás logró el reconocimiento que tuvo Mandela. “A veces, el señor de Klerk no recibe el reconocimiento que merece”, dijo el premio Nobel y ex arzobispo Desmond Tutu al periodista David Frost en una entrevista en 2012.

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