Más de dos mil migrantes, en su mayoría centroamericanos, continuaban caminando este lunes por el sur de México rumbo al norte en dirección a la localidad de Huixtla, en Chiapas, en cuyas afueras se reportó un despliegue de fuerzas de seguridad, por el que activistas temen un eventual operativo para intentar frenar la caravana.
Aproximadamente un centenar de efectivos de la Guardia Nacional, el ejército y el Instituto Nacional de Migración, y al menos un autobús esperaban al grupo en la carretera unos kilómetros antes de Huixtla, una zona donde en los últimos meses han sido disueltos grupos anteriores que han partido de la ciudad de Tapachula, en la frontera con Guatemala.
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Reportes en redes sociales indicaron que, en torno a las 14:50 horas, los integrantes de la caravana migrante, que anticipaba una acción por parte de las autoridades, celebraron a unos cuatro kilómetros de la entrada a Huixtla al ver que dos camiones que transportaban a elementos de la Guardia Nacional se retiraron del punto donde se habían apostado en la carretera con dirección al poblado.
Cabe recordar que en agosto, algunos de los operativos del Gobierno federal contra los migrantes fueron denunciados por organizaciones internacionales por el uso excesivo de la fuerza.
“Se va a actuar con prudencia, respetando de los derechos de las personas” y con apego a la ley, garantizó el canciller Marcelo Ebrard al ser cuestionado al respecto en una conferencia de prensa, y tras lamentar que los migrantes “estén siendo alentados a caminar hacia Estados Unidos mediante engaños”.
Este último grupo de migrantes, el más numeroso en meses, comenzó a caminar desde el sábado y estaba conformado principalmente por personas de Honduras y El Salvador, muchos acompañados por niños pequeños. El lunes muy temprano salieron desde la localidad de Huehuetán, donde habían pasado la noche.
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A diferencia de caravanas anteriores, la que partió este sábado de Tapachula no incluía tantos migrantes haitianos, miles de los cuales llegaron a la frontera sur de Estados Unidos, a la altura de Del Rio, Texas, en septiembre. Miles fueron devueltos a Haití, otros al sur de México y también hubo muchos que fueron liberados dentro del territorio estadounidense.
“No estamos haciendo daño a nadie”, dijo Maryin Juárez, una universitaria nicaragüense que viaja con su tío y su primo, y confía en volver a esquivar las detenciones como hizo durante el fin de semana, cuando tuvieron que correr para evitar que los detuvieran en un retén, en donde hasta perdió los zapatos.
Juárez, como decenas de miles de migrantes de Honduras, El Salvador y Haití han estado esperando en Tapachula que las autoridades mexicanas les contesten sobre sus solicitudes de refugio, pero se cansaron de las demoras en el proceso.
La joven nicaragüense, quien dijo estar huyendo de la represión del gobierno de Daniel Ortega contra los estudiantes, llegó a esa ciudad hace dos meses y las primeras citas para el refugio se las dieron para enero y febrero de 2022, por lo que decidió empezar a caminar. “Nuestro poco dinero se nos fue ahí”, se lamentó.
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Coincidiendo con el avance de la caravana, varios colectivos civiles lanzaron una campaña con el lema #ProtecciónNoContención, llamando al Estado mexicano “a poner fin a la represión, contención y deportación de personas con necesidades de protección y se garantice su derecho a solicitar asilo o regularizar su situación migratoria, conforme a la legislación nacional e internacional”.
México requiere que los migrantes que solicitan una visa humanitaria o asilo permanezcan en Chiapas para que sus casos puedan ser procesados.
En el primer retén con el que el grupo migrante se encontró el sábado policías estatales trataron de detenerlos pero sólo hubo altercados menores y un niño pequeño sufrió una herida leve en la cabeza. A pesar de ello continuaron su viaje.
“Nosotros no queremos problemas con nadie”, dijo Anthony Beltrández, un cubano que dejó su país en 2018 para irse a Uruguay y que llevaba un mes y medio esperando en Tapachula por unos documentos que le permitieran llegar a la frontera sur de Estados Unidos. “Queremos hacer todo pacíficamente”.
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En enero, una caravana migrante más grande trató de partir de Honduras pero las autoridades guatemaltecas le impidieron seguir adelante.
Estas caravanas son similares, aunque ni de cerca tan grandes, a las que cruzaron México en 2018 y 2019.
Con información de AP.
