El movimiento #MeToo cumple cuatro años y sigue cobrando fuerza

Marcha de apoyo al movimiento #MeToo del 1ro de noviembre del 2017 en Los Ángeles. Foto: AP

AP.- Para Charlotte Bennett, el libro que le llegó a su departamento de Manhattan esta semana —“Believing”, de Anita Hill— fue algo más que una nueva mirada a la violencia de género relacionada con el movimiento #MeToo.

Fue un mensaje de una compañera de una hermandad muy específica, la de mujeres que dieron la cara y describieron los abusos de que fueron víctimas a manos de hombres poderosos.

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La denuncia que hizo Bennett de hostigamiento por parte del exgobernador de Nueva York, Andrew Cuomo, ayudó a forzar su renuncia, luego de una investigación en la que se determinó que había hostigado a 11 mujeres. Y este mes se cumplen 30 años desde que Hill declaró frente a una escéptica comisión judicial del Senado que Clarence Thomas la había hostigado sexualmente.

“No me puedo imaginar lo que fue hacer esto en 1991”, dijo Bennett, quien tiene 26 años. “Pensé mucho en eso”.

La historia de Anita Hill obviamente antecede por mucho al movimiento #MeToo, que esta semana cumple cuatro años de vida. Pero la historia de Bennett es parte integral del mismo. De hecho, considera que #MeToo es en buena medida responsable de un cambio fundamental que se dio desde 1991, cuando Hill dio la cara.

“Quisiera pensar que ahora nos creen”, dijo Bennett en una entrevista. “La diferencia ahora es que no tratamos de convencer a nuestra audiencia de que pasó algo y de que eso nos afectó. Quisiera pensar que ya no es una cuestión de credibilidad y que no tenemos que pedir perdón por nada”.

En el caso de Bennett, una exfuncionaria del sector de salud del gobierno de Cuomo, lo que la alentó a hacer su denuncia, reforzando otra previa, fue la sensación de que era parte de una comunidad de sobrevivientes que se apoyan entre sí.

“Tenía mucho miedo de dar la cara”, comentó Bennett. “Pero si hay algo que me dio fuerzas en ese momento de temor, fue que había otras mujeres detrás de mí. No era Charlotte contra el gobernador Cuomo, sino un movimiento que avanzaba. Yo soy sólo una pequeña parte del ajuste de cuentas con el hostigamiento, en los sitios de trabajo y en otras áreas”.

Marcha de #MeToo en San Francisco, California, en enero 2018. Foto: Shutterstock.

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Hay elementos para pensar que muchas mujeres piensan como Bennett. Cuatro años después de que la actriz Alyssa Milano pidió en un famoso tuit que las mujeres que habían sido molestadas o agredidas contasen sus historias o simplemente dijesen “Me too” (yo también), luego de las sensacionales revelaciones acerca del influyente productor de cine Harvey Weinstein, la mayor parte de la gente cree que el movimiento hizo que más personas denunciaran agresiones, según una nueva encuesta.

Poco más de la mitad de la población, el 54%, dice que, en el plano personal, es más probable que dé la cara si es víctima de un hostigamiento sexual, de acuerdo con una encuesta de The Associated Press-NORC Center for Public Affairs Research. Y un poco más, un 58%, afirma que no se callaría la boca si presencia un hostigamiento.

El 62% de las mujeres dijeron que hay más posibilidades de que hagan la denuncia si son víctimas de acoso sexual, comparado con el 44% de los hombres. Las mujeres son también más proclives que los hombres a hablar si presencian un acoso, 63% comparado con el 53%.

Sonia Montoya, de 65 años, de Albuquerque, no dio demasiada importancia al tema de los abusos sexuales cuando trabajaba en la oficina de un taller de reparación de camiones, donde era la única mujer. Pero en el 2016, cuando llevaba 17 años en ese empleo, dijo ¡basta!. La gota que colmó el vaso fue la forma en que el entonces candidato presidencial Donald Trump hablaba acerca de las mujeres. Empezó a exigir respeto y sus compañeros de trabajo cambiaron de actitud.

Marcha de #MeToo en California en enero de 2018. Foto: Shutterstock

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“La forma en que hablaban en el trabajo era brutal”, expresó Montoya, quien se describe como independiente en el plano político y de ideas más bien moderadas. “Desde que apareció este movimiento y empezó a concientizar a la gente, los muchachos son mucho más respetuosos y lo piensan dos veces antes de decir ciertas cosas”.

Cerca de la mitad de las personas —el 45%— dicen que la atención que ha recibido el hostigamiento sexual ha tenido un impacto positivo en el país. Como contraste, el 24% opina que el impacto ha sido negativo. En enero del 2020 la gente estaba dividida por igual en torno al impacto del movimiento en la nación.

Ese impacto, no obstante, ha sido desparejo y hay quienes dicen que el movimiento #MeToo no defiende con igual fuerza a las mujeres afroamericanas.

“No avanzamos lo suficiente” en ese terreno, admitió la fundadora de #MeToo Tarana Burke a la agencia The Associated Press en una entrevista.

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