Con la petición de disculpas al pueblo yaqui, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, cerró este martes las ceremonias del perdón por los agravios cometidos contra los pueblos indígenas desde el periodo de la Conquista hasta la actualidad. Además hizo oficial la cesión de tierras y derechos de agua para esta comunidad.
“El Estado mexicano no debe permitir nunca más la marginación, los abusos y las injusticias en contra de los yaquis ni de ningún otro grupo étnico o cultural de nuestro país. Primero deseamos ofrecerles perdón”, declaró López Obrador en un acto con el pueblo yaqui en la comunidad de Vicam, Guaymas.
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El Plan de Justicia a los pueblos yaquis se resumió en la restitución de hasta en 20 mil hectáreas de tierra para la comunidad indígena de Sonora, garantía de acceso al agua y apoyo para el desarrollo territorial.
“Hoy ya firmé la entrega de dos mil 900 hectáreas y vamos a seguir entregando la tierra a los pueblos yaquis”, dijo el presidente.
También tiene el componente del acceso al agua, “que se tenga agua suficiente para la agricultura y que el distrito de riego lo administren las autoridades tradicionales”, solicitó López Obrador.
El presidente aseguró que sólo en el plan hidráulico la inversión será de alrededor de 6 mil millones de pesos “y es mi compromiso para que haya agua en los pueblos yaquis”.
Finalmente dijo que su gobierno inició un programa integral de mejora territorial con drenaje, así como apoyos para la construcción y mejoramiento de vivienda.
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“En cada pueblo va a haber una unidad médica rural y vamos a tener un nuevo hospital del IMSS Bienestar”, prometió el mandatario federal.
Al tiempo, Cuauhtémoc Cárdenas pidió al presidente que se cancele el Acueducto Independencia, una obra que ha privado del agua que le corresponde a esa comunidad.
“Es indispensable, señor presidente antes que nada, cancelar el Acueducto Independencia que fue construido pasando por encima de disposiciones judiciales, que se construyó a pesar de varios mandamientos para que no se construyera o se suspendiera su construcción, que se ha puesto en operación consecuentemente al margen de la ley y que hoy extrae 30 millones de metros cúbicos de la cuenca agua del río Yaqui para llevarlas a la cuenca del río Sonora“, dijo.
También exigió justicia por el asesinato de dos luchadores sociales del pueblo yaqui, Tomás Rojo y Luis Urbano. “No pueden quedar impunes, los asesinos tanto los materiales como los intelectuales deben recibir la sanciones que manda la ley”, puntualizó.
Mientras tanto, los yaquis le entregaron al mandatario una iniciativa de reforma constitucional para proteger a los pueblos indígenas y afromexicanos, quienes representan casi el 10% de la población en México.
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La visita del presidente se vio empañada por la identificación, en la víspera, de los restos de cinco yaquis secuestrados hace dos meses por un grupo armado, lo que evidenció los peligros que siguen sufriendo a día de hoy.
Jesús Patricio Varela, secretario de la comunidad yaqui de Tórim, relató que desde la llegada al norte de México del conquistador Nuño de Guzmán en 1533 y, posteriormente, durante la independencia mexicana, ha corrido “mucha sangre” del pueblo yaqui, esclavizado y despojado.
“Reconciliar una historia tan dolorosa no es fácil pero es necesario si queremos transformar la vida de este país”, afirmó.
A pesar del discurso indigenista de López Obrador, algunas comunidades y agrupaciones indígenas se oponen al Gobierno y a sus megaproyectos de infraestructura en el sur del país, como el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), que se encuentra de gira en Europa para difundir sus reivindicaciones.
Con información de EFE
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