Los 14 pacientes enfermos de Covid-19 que fallecieron en el hospital del IMSS de Tula, Hidalgo, fueron víctimas de negligencia, luego de que las autoridades no quisieran llegar al centro médico inundado con tanques de oxígeno para los hospitalizados, acusó este viernes Catalina Pozos, viuda de una de las víctimas.
Pozos explicó que llegó a las 2 de la mañana al hospital del IMSS, cuando éste ya estaba inundado y que pese a ello pudo ingresar al centro médico y acercarse con su esposo, quien la había llamado unas horas antes para que le llevara su concentrador de oxígeno.
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“Tuvieron mucho tiempo (para que les llevaran oxígeno a los pacientes), porque mi esposo murió a las 9 de la mañana y nadie hizo nada. El oxígeno se solicitó mediante un médico del hospital de Tula. Yo no soy brigadista, tampoco sé nadar. ¿Cómo explican que yo sí pude llegar al hospital y ellos no pudieron llegar para darles un tanque de oxígeno para que los pacientes vivieran? Los dejaron morir”, sostuvo Pozos, en entrevista con Azucena Uresti en Radio Fórmula.
La viuda dijo que la muerte de su esposo y los otros 13 pacientes Covid en el Hospital de Tula se pudo evitar y aseguró que “al ser pacientes Covid, los dejaron morir”, por lo que acusó negligencia por parte de las autoridades. Agregó que las mismas enfermeras no querían acercarse a ellos por temor a contagiarse.
Pozos dijo que el oxígeno no llegó al hospital del IMSS a las 8am, como indicaron las autoridades. “Los tanques de oxígeno llegaron como una hora después (al hospital de Tula) de que falleció mi esposo. ¿Ya para qué? Era inútil. Mi marido fue el último que murió. Vi morir a la gente. Los cuerpos los aventaban en una sábana, como animales. A mi esposo lo dejaron ahí, todo doblado. Yo lo tuve que acomodar”, agregó Pozos.
Zoé Robledo, director general del IMSS, sostuvo en un video publicado en Twitter que que los pacientes hospitalizados fallecieron mientras los trasladaban de la zona inundada del centro médico y agregó que que ninguna autoridad del hospital de Tula fueron advertidos ni oficial, ni extraoficialmente de la gravedad de la tormenta y de los daños que podría provocar.
“El personal médico sólo decidió mover a los pacientes cuando el agua les llegaba al cuello. Antes, esos mismos pacientes les pedían cartones para que pudieran estar en el piso o agua para beber, pero las enfermeras sólo se les quedaban viendo”, sostuvo Pozos.
