Google dedica doodle al antipoeta por excelencia, Nicanor Parra

Google dedica doodle al antipoeta por excelencia, Nicanor Parra
El poeta chileno murió en 2018 a la edad de 103 años. Foto: Twitter @bpmmadrid

El científico de formación que se convirtió en un revolucionario de la poesía —al crear imágenes mordaces desde sus letras—, Nicanor Parra, cumpliría 107 años este domingo y por eso Google le dedicó su doodle.

El antipoeta fue considerado el último superviviente de los grandes poetas chilenos, junto a Pablo Neruda, Gabriela Mistral y Vicente Huidobro. Murió en 2018 a los 103 años con un legado de versos que rompieron los cánones tradicionales de la lírica.

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Hermano mayor de la cantante Violeta Parra, Nicanor nació el 5 de septiembre de 1914 en San Fabián de Alico (Chile), fue un matemático, físico, académico y poeta.

Licenciado en Ciencias Exactas y Físicas por la Universidad de Chile, después se especializó en Mecánica Avanzada en la Universidad Brown de Rhode Island, Estados Unidos, y amplió su formación en la británica de Oxford. Se desempeñó en su país como físico especialista en Indeterminación y Relatividad, dirigiendo la Escuela de Ingeniería por 20 años. 

En sus viajes al extranjero por su formación como físico logró gestar su obra fundamental Poemas y antipoemas, en 1954, y ahí comenzó su fama como revolucionario de la poesía

Su estilo mordaz, irónico y lúcido definió a la antipoesía, un movimiento literario que buscaba erradicar los excesos retóricos del momento, y llevaban la expresión popular y lo políticamente comprometido como estructura. 

Para recordar a Nicanor Parra, presentamos algunas de sus obras imprescindibles.

Advertencia

Yo no permito que nadie me diga

Que no comprende los antipoemas

Todos deben reír a carcajadas.

Para eso me rompo la cabeza

Para llegar al alma del lector.

Déjense de preguntas.

En el lecho de muerte

Cada uno se rasca con sus uñas.

Además una cosa:

Yo no tengo ningún inconveniente

En meterme en camisa de once varas.

La montaña rusa

Durante medio siglo

La poesía fue

El paraíso del tonto solemne.

Hasta que vine yo

Y me instalé con mi montaña rusa.

Suban, si les parece.

Claro que yo no respondo si bajan

Echando sangre por boca y narices.

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Autorretrato

Considerad, muchachos,
Esta lengua roída por el cáncer:
Soy profesor en un liceo obscuro,
He perdido la voz haciendo clases.
(Después de todo o nada
Hago cuarenta horas semanales.)
¿Qué os parece mi cara abofeteada?
¡Verdad que inspira lástima mirarme!
Y qué decís de esta nariz podrida
Por la cal de la tiza degradante.

En materia de ojos, a tres metros
No reconozco ni a mi propia madre.
¿Qué me sucede? -Nada.
Me los he arruinado haciendo clases:
La mala luz, el sol,
La venenosa luna miserable.
Y todo para qué,
Para ganar un pan imperdonable
Duro como la cara del burgués
Y con sabor y con olor a sangre.
¡Para qué hemos nacido como hombres
Si nos dan una muerte de animales!

Por el exceso de trabajo, a veces
Veo formas extrañas en el aire,
Oigo carreras locas,
Risas, conversaciones criminales.
Observad estas manos
Y estas mejillas blancas de cadáver,
Estos escasos pelos que me quedan,
¡Estas negras arrugas infernales!
Sin embargo yo fui tal como ustedes,
Joven, lleno de bellos ideales,
Soñé fundiendo el cobre
Y limando las caras del diamante:
Aquí me tienen hoy
Detrás de este mesón inconfortable
Embrutecido por el sonsonete
De las quinientas horas semanales.

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