Después de 17 meses de aulas cerradas, el regreso a clases presenciales en México comenzó la mañana de este lunes, tal como lo instruyó la Secretaría de Educación Pública (SEP); sin embargo, en el primer día del nuevo ciclo escolar la asistencia fue desigual, demostrando las diferencias que se viven en los polos sociales del norte y sur del país.
En algunas escuelas, los alumnos recibían indicaciones en los patios, en otras los alumnos mostraban su alegría por el regreso, pero también hubo aulas que quedaron completamente vacías.
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En Nuevo León, los alumnos de educación básica se mostraron “deseosos” por regresar a las aulas y “respetando mucho los protocolos de higiene”, afirmó Bettina Delgadillo, directora de una escuela privada en San Pedro Garza García, uno de los municipios más ricos del estado.
Sin embargo, Delgadillo reconoció que todavía existe mucha incertidumbre sobre cómo va a funcionar el proceso del regreso a las escuelas en el país.
“Hay escuelas mucho más preparadas y seguras para los niños que supermercados o establecimientos que llevan abiertos meses. Pero entiendo que como autoridad es complicado decir ‘aquí sí’ y ‘aquí no’”, subrayó.
Todo lo contrario ocurrió en Chiapas, uno de los estado más pobres del país. La confusión ante el regreso a clases era similar que en el norte del país, pero las condiciones de las escuelas para garantizar la salubridad eran escasas.
“No se han limpiado muchas escuelas y los padres son los que tienen que cooperar para el gel y para todo”, se quejó Enrique Morales, un maestro de primaria de Simojovel.
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En su zona, los padres tenían previsto comenzar a reunirse esta semana para decidir qué hacer ante el comienzo del ciclo escolar 2021-2022, no obstante él tiene claro que no quiere llevar a sus dos hijos al salón.
Chiapas tiene el menor nivel de alerta por Covid-19 de todo México -es el único estado en semáforo epidemiológico verde-, aunque Morales enterró a su padre en enero y hace unos días a su suegro debido a la enfermedad del coronavirus.
“Vamos a hacer lo que más se pueda para que los niños vengan dos o tres días porque la otra opción no funcionó. Pero el gobierno debe sanitizar las aulas”, insistió el chiapaneco.
Además, apuntó que en dicha entidad los maestros sí solicitaron la carta de responsabilidad, argumentando que no quieren tener problemas en caso de que más adelante se presenten contagios.
Algo similar ocurre en varios centros privados de la Ciudad de México, en los que obligan a que cada día el menor lleve un documento firmado de que no tiene síntoma alguno.
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“Se trata de ensayo, error, ensayo, error”, dijo Beatriz Tirado, una maestra de preescolar de la capital del país que recibió el lunes solo 10% de los niños inscritos. Ella quería llevar a su hija de 6 años al colegio pero esa escuela seguía cerrada.
“Todo da miedo”, dijo Rosario Plácido, que vende quesadillas y tiene una hija de 5 años y un hijo de 14 . “Da miedo la enfermedad, pero el que no va, no aprende”, aseveró
En México conviven centros que registran alumnos con aplicaciones de código QR y hacen pruebas rápidas a sus maestros de forma habitual con escuelas sin agua corriente donde ni se habla de tests. Pero maestros de mundos tan opuestos como Delgadillo y Morales coinciden en la necesidad de proteger a los menores y en que la educación a distancia no es suficiente.
México enfrenta este regreso a clases en medio de su tercera ola de contagios, con más 3.3 millones de casos acumulados, más 380 mil muertes asociadas al Covid-19 y el 64% de su población adulta con al menos una dosis de la vacuna, sin embargo muy pocos niños inmunizados.
Sin embargo, la SEP indicó que el regreso a las escuelas se desarrollaría “de forma presencial, responsable y ordenada” y según disposiciones de autoridades y actores del sector.
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Por su cuenta, el presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, dijo esta mañana que en caso de que algún menor resulte contagiado tras el regreso a clases “se puede aislar, se atiende, hay médicos para eso” y enfatizó que se deben de cumplir con los protocolos sanitarios en los planteles.
“Yo espero que poco a poco se vayan incorporando más a las clases presenciales y que ya pronto hablemos de normalidad en lo educativo”, confió el mandatario mexicano en su conferencia matutina.
En la práctica, habrá un sistema voluntario, heterogéneo e híbrido entre lo presencial y lo virtual que unos definen de caótico y otros de gradual.
Aunque miles de escuelas abrieron sus puertas hoy, todavía no está claro cuántos alumnos llegarán en los próximos días porque más allá de regulaciones federales, estatales y locales, la decisión final queda en manos de cada centro y de los propios padres.
Unicef alerta sobre crisis de aprendizaje
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef) alertó que Latinoamérica es una zona con regazos previos donde se va a agudizar una crisis de aprendizaje “con consecuencias de largo plazo en el desarrollo de toda una generación de estudiantes”, alertó Vincenzo Placco, asesor regional de Unicef.
México es un país con más de 30 millones de alumnos, 25 de ellos de educación básica, un porcentaje importante de los más de 100 millones de niños, niñas y adolescentes afectados por los cierres educativos en toda la región.
“El regreso a clases no implica necesariamente un mayor riesgo ni para los chicos que regresan a la escuela ni para la comunidad”, aseguró Miguel Bentancourt, especialista en Salud Pública.
Sin embargo, hay que cumplir unas condiciones mínimas de higiene, vigilancia, ventilación de los espacios y sobre todo hay que tener la flexibilidad de hacer ajustes continuos si es necesario, una postura que apoyan Unicef y la Organización Panamericana de la Salud (OPS).
Placco subrayó que las escuelas siempre deberían ser las últimas en cerrar y las primeras en reabrir porque a veces son espacios más seguros que los propios hogares.
Sólo en México, 5.2 millones de estudiantes no se inscribieron en el curso pasado por causas relacionadas con la pandemia o falta de recursos, según datos de la Secretaría de Gobierno (Segob), que también alertó de un aumento de la violencia doméstica y los suicidios en menores.
La gradualidad y la evaluación constante son clave. Campeche, fue el primer estado que hizo un intento de clases presenciales en abril pero tuvo que cerrar por un aumento de los contagios.
Ahora, según la SEP, hay lecciones aprendidas: capacitar mejor a maestros y padres, intentar que los docentes se queden en las comunidades donde trabajan para que haya menos movilidad o dejar los viernes como días de recuperación para los alumnos con más necesidades.
La mayoría de los países latinoamericanos -incluido en más grande y poblado, Brasil– ya comenzaron a impartir algunas clases presenciales a distinto ritmo, muchos marcados por problemas en el alcance de las vacunas o deficiencias en la infraestructura escolar de ciertas zonas.
Argentina está apostando fuerte por lo presencial a partir del 1 de septiembre y en Chile , con los contagios en descenso, el 74% de las aulas ya están abiertas.
En el otro lado del espectro estarían Venezuela, que se plantea lo presencial a partir de octubre, y Perú que no lo considera hasta principios de 2022, cuando se haya vacunado a todos los maestros.
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Pero al final, subrayó Placco, lo más importante es “sopesar los riesgos que existen en términos de salud, de nutrición -muchas escuelas dan la principal comida a los niños-, de exposición a la violencia o a embarazo adolescente versus el riesgo de epidemiológico que existe en una escuela que está implementando medidas de bioseguridad”.
Con información de AP
