El presidente de Estados Unidos, Joe Biden, advirtió que su gobierno perseguirá a los terroristas de ISIS-K que atacaron el Campamento de Baran, en Kabul, Afganistán, un hecho que dejó 60 muertos, entre ellos 12 militares estadounidenses.
“Para aquellos que llevaron a cabo este ataque, así como para cualquiera que quiera hacerle daño a Estados Unidos, sepan esto: No perdonaremos. No lo olvidaremos. Los vamos a cazar y haremos que paguen”, sostuvo el mandatario en una conferencia en la Casa Blanca.
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Horas antes, el Estado Islámico–Khorasan (ISIS-K) se reivindicó la autoría del atentado, que consistió en varias explosiones y disparos afuera del aeropuerto de Kabul, según informó la agencia de noticias Amaq del grupo en su canal de Telegram, de acuerdo con un reporte de Reuters.
Un terrorista suicida del grupo ISIS-K “logró llegar a una gran reunión de traductores y colaboradores del Ejército estadounidense en el Campamento de Baran, cerca del aeropuerto de Kabul, y detonó su cinturón de explosivos entre ellos, matando a unas 60 personas e hiriendo a más de 100, incluidos combatientes talibanes”, dice la agencia Amaq.
Tras los hechos, el presidente Biden aseguró que, si es necesario, dará su aprobación para que se envíen más fuerzas militares a Afganistán y así Estados Unidos pueda completar su misión de desalojar a sus ciudadanos y sus aliados de ese país, que actualmente es gobernado por los talibanes, quienes son enemigos de ISIS-K.
“No nos vamos a dejar disuadir por terroristas. No vamos a abortar nuestra misión. Nuestro objetivo es rastrear a los líderes de ISIS que perpetraron esto. No tenemos la certeza de dónde están, pero los encontraremos donde quiera que estén. Y lo haremos sin una operación militar a gran escala”, advirtió el demócrata.
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De acuerdo con el Pentágono, Estados Unidos enfrentado amenazas del Estado Islámico-Khorasan (ISIS-K), que es una rama del grupo que surgió en Siria, y que es rival directo del Talibán, razón por la que podrían buscar provocar caos en Kabul mientras las tropas estadounidenses intentan desalojar a la mayor cantidad de personas posible antes del 31 de agosto.
