Intereses individuales debilitaron la respuesta conjunta de la Unión Europea ante la pandemia, según análisis de Frontiers

Falta de liderazgo en Unión Europea impidió "una respuesta coordinada y eficaz" en primera ola de Covid-19
Foto: EFE, Mariam A. Montesinos, archivo.

EFE.- Aunque la Unión Europea cuenta con organismos concebidos para coordinar una respuesta común frente a amenazas sanitarias transfronterizas como la Covid-19, la falta de liderazgo de estas instituciones, sumada a los intereses individuales de los países, impidió que Europa diese “una respuesta coordinada y eficaz” en la primera ola de la pandemia.

Esta es la principal conclusión de un estudio, publicado este viernes en la revista Frontiers in Public Health y basado en las opiniones de expertos en salud pública y en su visión de cómo ha respondido la Unión Europea (UE) a la crisis de la Covid-19.

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El estudio, liderado por investigadores de la Universidad de Maastricht (Países Bajos), apunta que, aunque el Centro Europeo para la Prevención y el Control de las Enfermedades (ECDC) se creó para coordinar la vigilancia y dar una respuesta común a las enfermedades transfronterizas, los intereses individuales de los países durante la pandemia del coronavirus “a menudo superaron la respuesta conjunta”.

Para hacer el estudio, los autores recogieron las opiniones de 18 expertos en salud pública de distintos países de la UE y de la Comisión Europea, a los que entrevistaron durante o poco después de la primera ola de la pandemia, entre mayo y agosto de 2020.

La encuesta contenía preguntas abiertas sobre las experiencias y perspectivas de los panelistas hasta el momento y pedía sugerencias para el futuro.

En aquel momento, la Unión Europea estaba centrada en la aplicación de medidas sanitarias preventivas, como el cierre de fronteras, las pruebas diagnósticas y diversas directrices sobre el uso de cubrebocas y otras precauciones.

Pero había diferencias significativas entre el enfoque de cada país. Italia y España, por ejemplo, restringieron los movimientos dentro de sus territorios y aplicaron estrictas cuarentenas mientras que en Suecia o los Países Bajos las restricciones se basaban más en el criterio de sus ciudadanos.

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Uno de los esfuerzos más significativos de la UE fue encargar las vacunas por adelantado y negociar el precio. Sobre este punto, la mayor parte de los expertos valoró el “enfoque cooperativo” de la Unión, aunque creen que el proceso duró más de lo deseado.

Sin embargo, muchos expertos observaron una sorprendente falta de confianza y transparencia entre los países, especialmente en lo que respecta a la aplicación del Reglamento Sanitario Internacional, establecido por la Organización Mundial de la Salud (OMS), según el estudio.

Además, los expertos coincidieron en que la variedad de medidas aprobadas a corto plazo -a veces contradictorias- creó confusión y pudo haber debilitado la confianza del público en las autoridades sanitarias nacionales y de la Unión Europea.

El estudio concluye que aunque la creación del Mecanismo de Adquisición Conjunta se consideró un gran logro y se vio como un instrumento válido para la gestión de crisis, los expertos opinaron que era bastante mejorable, “especialmente en aspectos como oportunidad y eficacia”, apunta Marie Gontariuk, la autora principal del trabajo.

Además, “durante la pandemia, la débil posición del ECDC y de la Dirección General de Salud y Seguridad Alimentaria para contribuir a una respuesta coordinada se hizo dolorosamente evidente debido a un mandato débil e incoherente de las instituciones de la Unión Europea en materia de salud”, apunta el segundo autor, el doctor Thomas Krafft, también de la Universidad de Maastricht.

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“La preocupación por los intereses políticos nacionales a corto plazo y la fragmentación y falta de liderazgo de las instituciones de la Unión Europea obstaculizaron una respuesta coordinada y eficaz a la pandemia“, concluye el estudio.

Los autores del estudio -holandeses, belgas, alemanes y británicos que colaboran en el Centro Internacional de Conocimiento e Información sobre Seguridad Pública- reconocen, no obstante, que el trabajo sólo recoge las opiniones de expertos en salud y que sería útil tener en cuenta también los puntos de vista políticos.

También precisan que las entrevistas se realizaron sólo durante la primera oleada, y que contar con opiniones posteriores proporcionará una imagen más completa de la eficacia de las respuestas de la Unión Europea a medida que la pandemia haya continuado.

Para la autora principal del trabajo, “la seguridad sanitaria mundial debería convertirse (de nuevo) en un punto crítico de las agendas sanitarias nacionales” de los miembros de la UE.

“Trabajar para conseguir un sistema nacional de salud coordinado, mejor y más resistente, y reforzar los sistemas de vigilancia locales, regionales y nacionales debe convertirse en una gran prioridad, teniendo en cuenta también la vigilancia transfronteriza con los países vecinos”, subraya Eva Pilot, una de las autoras del trabajo.

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