Una investigación pública presentada este jueves reveló que el servicio de seguridad del Manchester Arena desaprovechó diversas oportunidades para identificar como una amenaza al suicida que mató a 22 personas en un concierto de Ariana Grande en 2017.
El juez retirado John Saunders, quien dirige la investigación, dijo que Salman Abedi debió ser identificado como una amenaza por los encargados de la seguridad en el Manchester Arena y, si bien el suicida pudo estallar el artefacto al ser confrontado, “la pérdida de vidas y los heridos habrían sido menores”.
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Saunders relató las oportunidades perdidas para detener a Abedi, citando fallas del operador de la arena, la compañía de seguridad Showsec, la Policía de Transporte Británica y la agencia responsable de patrullar el área en la ciudad de Manchester.
Dijo que las autoridades se mostraron reacias a creer que podría ocurrir un ataque, a pesar de que Gran Bretaña y otros países europeos habían experimentado múltiples ataques en los meses y años anteriores.
Además, destacó que una de las mayores oportunidades perdidas se produjo cuando Christopher Wild, que esperaba a la hija de su compañero del concierto, expresó su preocupación a un administrador de seguridad al ver a Abedi merodeando en un punto ciego de CCTV en un entrepiso sobre el vestíbulo de la arena con una mochila grande.
El juez dijo que era “preocupante” que “no se tomaran medidas efectivas” para actuar sobre las preocupaciones de Wild.
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Los hallazgos de Saunders son parte del primero de los tres informes previstos sobre la investigación del atentado, que ha estado escuchando pruebas en Manchester desde septiembre.
Abedi, de 22 años, detonó una bomba en el vestíbulo de la arena al final del concierto del 22 de mayo de 2017, mientras los fanáticos, incluidos miles de niños y jóvenes, abandonaban el espectáculo de la estrella del pop.
Con información de AP y EFE
