El impuesto que viene

El impuesto que viene
Foto: Shutterstock

Por Enrique Pons Franco

Desde hace varios años, algunos legisladores han propuesto modificar la Ley del Impuesto sobre la Renta para que las herencias o sucesiones sean gravadas por dicha contribución. Si bien la discusión nunca ha llegado formalmente al pleno de la Cámara de Diputados, lo cierto es que en las últimas dos legislaturas han existido dos intentos por llevar a cabo dicha reforma.

La primera, data del 2016, y la segunda, más reciente, de abril de 2021 (casualmente, ambas generadas por diputados del partido Movimiento Ciudadano), pero, ante la crisis que ha dejado el Covid-19 en nuestro país, pienso que es posible que, en los próximos años se intente incorporar esa figura en el sistema tributario mexicano. Incluso, antes de esta última fecha, en el marco de la reciente visita de Alberto Fernández, presidente de Argentina, a México en febrero de este año, algunos legisladores pusieron el tema en la agenda pública. De eso quiero hablarte hoy.

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Actualmente el artículo 93, fracción XXII de la Ley del Impuesto sobre la Renta establece que no deberá pagarse dicho impuesto cuando se obtengan ingresos provenientes de herencias o legados. No obstante, si el legislador decidiera suprimir este tratamiento fiscal, entraríamos en lo que en la doctrina se conoce como impuestos sobre las sucesiones, y a pie de calle, como los impuestos a la muerte.

La idea de gravar las herencias parece que es algo bastante extendido en el mundo. Los impuestos a las herencias o sucesiones existen con en cerca de 70 países, de los cuales, Japón (55%), Corea del Sur (50%), Francia (45%), Estados Unidos (40%) y Reino Unido (40%) tienen las tasas más altas. En contraste, en Australia, Canadá, Israel, Noruega, Suecia, Rusia o Portugal, al igual que en México, no existen dichas contribuciones.

¿Cuáles son los argumentos a favor y en contra de establecer impuestos a las herencias? Quienes están en pro de un impuesto de esta naturaleza parten del lugar común: que tiende a gravar a quienes más tienen; que su fin último es sostener los gastos públicos (salud, educación, seguridad, por ejemplo); que no afectará a los sectores sociales con menor capacidad contributiva porque teóricamente son quienes menos heredan; que por ende, los que se encontrarán obligados a pagarlo, son los que más tienen; y que a la postre, servirá para reducir la desigualdad social. Todos estos argumentos, aunque genéricos, no son para nada equivocados.

Para contrastar la posibilidad de incorporar una contribución de esta naturaleza, tenemos que pensar, que, por ejemplo, en México la cultura del testamento es escasa. Solamente el 4% de la población lo ha realizado. Si bien, un ingreso por sucesión no necesariamente se adquiere por la vía de un testamento, lo cierto es que los tiempos para que el estado capte dichos ingresos se verían retrasados, siendo que lo que se busca es tener ingresos públicos de forma rápida. Además, su fiscalización sería lenta y compleja cuando la traslación a los herederos de los bienes sujetos al impuesto, deba realizarse por la vía judicial (por ejemplo, cuando el propietario muere sin testamento).

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También puede argumentarse cuál será el orden de gobierno que disfrutará de captar tan jugosos ingresos. No podemos olvidar que en México son tres los niveles de gobierno que tienen derecho a recibir contribuciones. Si bien, ello no limita la posibilidad que un impuesto a las herencias o sucesiones pudiera existir, si hay que tener en cuenta para qué tipos de gastos públicos se va a destinar lo recaudado. Por ejemplo, en México, todo lo que tiene que ver con el tema inmobiliario e impuestos, (casas, terrenos, departamentos, etc.) va a parar a los municipios. En cambio, todo lo que tiene que ver con derechos sobre registro público inmobiliario, está en manos de las entidades federativas.

La parte más jugosa está en manos del gobierno federal, quien capta todos los impuestos derivados de los ingresos (lo que incrementa tu patrimonio) por medio del impuesto sobre la renta. ¿A quién le darías ese dinero?

Como ves, no es una tarea sencilla incorporar un impuesto nuevo en un sistema tributario. Mientras tanto, me gustaría saber si estás a favor o en contra de esta propuesta. Te espero en Twitter como @enrique_pons y en Facebook como Enrique Pons Franco. Nos leemos la próxima.

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