Por: Isabella González
En 2018 el gobierno de México eliminó el requisito de visa para ciudadanos de Ecuador pero las deportaciones de ecuatorianos se duplicaron.
La situación alarmó tanto al gobierno de Ecuador que en abril el ministro de Relaciones Exteriores y Movilidad Humana de ese país, Manuel Mejía Dalmau, envió una nota diplomática a su homólogo mexicano, Marcelo Ebrard, expresando su preocupación por las “frecuentes” inadmisiones de ciudadanos ecuatorianos.
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Asimismo, señaló trato discriminatorio y otro tipo de violaciones a los derechos y dignidad de los ecuatorianos en los aeropuertos de Cancún y Ciudad de México.
Hasta hoy, y a ocho días de que Mejía Dalmau, deje el cargo ante el inicio de una nueva administración en Ecuador, las autoridades de ese país no han recibido respuesta oficial a su comunicación.
En entrevista con Latinus, Alexandra Haro, encargada de negocios de la embajada de Ecuador en México, afirmó que las inadmisiones han alcanzado cifras récord.
Tan sólo en enero de 2021, 16 por ciento de los 6 mil 817 ecuatorianos que intentaron ingresar a México con fines turísticos fueron deportados.
“Es un crecimiento exponencial que realmente es muy preocupante”, expresó.
Ante el incremento de deportaciones en los aeropuertos, la embajada de Ecuador en México tuvo que abrir este año un consulado en Cancún.
Haro aseguró que las autoridades mexicanas no han negado el maltrato a ciudadanos sudamericanos, incluidos los ecuatorianos,que quieren ingresar a México con fines turísticos.
Indicó que han tenido reuniones con funcionarios de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) para resolver la problemática pero que en dichos encuentros han estado ausentes funcionarios del Instituto Nacional de Migración (INM), autoridad que niega o admite a los extranjeros que arriban a México.
“Las autoridades de Cancillería han tomado nota, nos han hablado de capacitación de los agentes migratorios de los aeropuertos de Ciudad de México y Cancún, nos han hablado de difusión exhaustiva respecto de los requisitos que México impone a los ciudadanos de nuestros países para ingresar, pese a no necesitar un visado”, explicó la encargada de negocios de la embajada ecuatoriana.
“Ojalá estas acciones se realicen de la manera más expedita posible, ese ha sido nuestro pedido, nosotros no podemos imponer a las autoridades mexicanas que reciban a nuestros ciudadanos. Esa es una prerrogativa soberana y autónoma del gobierno y del Estado mexicano, pero sí pedirles que exista una coordinación adecuada para que estos procesos sean lo menos traumáticos posibles para nuestros ciudadanos”, añadió.
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Haro señaló que esperan que este tema no afecte a la relación bilateral, pues desde hace un año, México y Ecuador negocian un tratado de libre comercio.
“Precisamente por esa razón nosotros estamos tratando de resolver este asunto para que no afecte la relación bilateral en su conjunto”, manifestó la funcionaria ecuatoriana.
Mientras tanto, los ecuatorianos siguen siendo deportados al arribar a los aeropuertos de Cancún y Ciudad de México.
Es el caso de Felipe Morillo, quien ya había visitado cuatro veces México, y a pesar de contar con visa y todos los documentos para comprobar que visitaba el país con fines turísticos, fue deportado a finales de febrero de este año.
El joven de 24 años voló a México el 22 de febrero para participar en un evento deportivo en Valle de Bravo de ala delta, llamado Peñón Classic Race.
Este deporte, de hecho, lo aprendió en México en 2019, la primera vez que ingresó al país.
“Parece ser una mala coincidencia que la persona de adelante, en la fila de migración, se apellidaba Murillo con “u”, y el agente me preguntó si era familiar de esa persona y aunque le dije que no, me dijo que qué raro porque teníamos los mismos apellidos”, expuso en entrevista con Latinus.
“Me preguntó eso y me preguntó que a qué venía, le dije que a un evento deportivo, que tenía la invitación, pero no quiso recibir nada de eso. Sólo me pidió que lo acompañara y me llevó a un cuartito, donde estuve por unas cuatro horas”, agregó.
Felipe aseguró que recuerda haber estado tranquilo al principio porque tiene visa para entrar a Estados Unidos y ya había viajado a México varias veces.
“Cuando me llevaron al cuartito sólo pasaba el tiempo y me comencé a desesperar porque no me llamaban y algunos sí. Cada vez que un agente se asomaba, yo me paraba y trataba de hablar con él. Y les decía que revisaran mi caso porque yo tenía todo en regla, pero los agentes me contestaban de manera muy brusca y me decían ‘por algo tienes que estar aquí’”, indicó.
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El joven, que se dedica a análisis de datos en una startup en Ecuador, relató que en la primera habitación donde pasó cuatro horas detenido, llegaron a haber 100 personas de diferentes nacionalidades.
Sin ventilación en plena pandemia.
Desde un principio, se les prohibió utilizar los celulares, y aunque las convenciones internacionales indican que los detenidos tienen derecho a una llamada a sus representaciones consulares, a Felipe la llamada le fue negada.
Después de cuatro horas, los guardias llamaron a Felipe y a otras 14 personas, y en fila se los llevaron caminando.
“Yo me levanté rapidísimo porque pregunté si habría un agente y nos dijeron que sí y yo quería hablar con un agente. Abieron una puerta y había dos guardias, uno adentro y otro afuera. Me acuerdo clarito porque yo era el primero. Nos hicieron sacar todo, celulares, cordones. Y yo pensaba para qué nos harán sacar los cordones”, recordó.
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“Cuando abrieron la puerta, me quedé en shock porque pensé ‘¿En serio estoy básicamente preso?’. Iba a llorar, pero no lo hice por miedo”, añadió.
Era una habitación con camas de metal, relató Felipe. Había 20 personas, y con los nuevos 15, sumaron 35.
“Las camas ya estaban todas ocupadas. Me tocó sentarme en el piso. No había nada de ventilación. Al final estuvimos 50 personas encerradas ahí. Sin saber qué pasaba”, expresó.
“Se supone que por ley nos tenían que dar una llamada, que fue lo que nos dijeron y firmar un acta de deportación o rechazo de ingreso al país. Nunca pasó nada de eso. Pienso que con una llamada todo eso habría cambiado”, agregó.
Después de 12 horas en total, Felipe fue deportado a Ecuador.
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Antes de subirse al avión, tuvo la única y última oportunidad de hablar con otro agente del INM, le explicó su caso y el funcionario se extrañó por la decisión del agente que entrevistó a Felipe al llegar a México.
“Me dijo: ‘¿En serio? Qué raro, quién te habrá tocado. Si me hubieras tocado a mí te habría dejado pasar’”, señaló.
“Le dije que me ayudara, pero me dijo que no podía hacer nada, que su instrucción era llevarnos al avión y ya”.
Felipe criticó que las autoridades mexicanas no lo hayan escuchado y no hayan investigado de manera correcta su caso.
“Si eres un gobierno debes de poder tener información, simplemente metiendo mi ID. Creo que jamás lo hicieron, porque si lo hubieran hecho se habrían dado cuenta que no tendrían por qué haberme negado el ingreso. Es falta de investigación”, expuso.
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“Hasta el día de hoy no hay un motivo por el que digan que el señor Morillo no debía ingresar a México. Eso no existe”.
Además, lamentó que los extranjeros, y en particular los ecuatorianos, sean discriminados por los agentes de migración en México.
“Era horrible porque nos decían ‘ecuatorianos, vengan para acá. Considero que por ser ecuatoriano me llevaron al cuartito”, concluyó.
“El transcurso del cuarto donde estuvimos detenidos al avión fue una vergüenza porque nos llevaron caminando por todo el aeropuerto. Qué feo ser tratado así, como delincuente, sin motivo alguno”.
Antes de que el 30 de noviembre de 2018 México eliminara la visa como requisito para que los ciudadanos ecuatorianos viajaran al país por turismo, ambos países firmaron instrumentos para intercambiar información con fines migratorios y para garantizar el retorno asistido, digno, ordenado y seguro de las personas.
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Estas acciones ocasionaron que la cifra de ecuatorianos a México incrementara exponencialmente, según cifras de ambos gobiernos.
Y de acuerdo con datos del Ministerio de Turismo de Ecuador, México se convirtió en el sexto destino de los turistas ecuatorianos.
En 2018, visitaron México alrededor de 90 mil ecuatorianos y al año siguiente, esa cifra fue de 170 mil, es decir casi el doble.
Pese a la pandemia, México tuvo alrededor de 70 mil visitantes ecuatorianos en territorio nacional durante el 2020.
