Sobre la tumba del emperador Napoleón montaron el esqueleto de su caballo favorito, se trata de una instalación artística con motivo del bicentenario de su muerte.
La obra, que pertenece al artista Pascal Convert, podrá ser apreciada hasta el próximo día 7 de mayo, dos días después de los actos de conmemoración de la muerte de Napoleón; sin embargo, las imágenes que se filtraron sobre esta provocaron una enorme polémica.
“Es una falta de respeto al personaje y al lugar, que es una necrópolis nacional“, indicó el historiador Thierry Lentz, director de la Fundación Napoleón, que se opuso a esta obra.
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La obra consta del esqueleto de Marengo, un corcel árabo-bereber en el que supuestamente Napoleón cabalgó en la batalla de Waterloo, bajo la cúpula dorada de la capilla del palacio de los Inválidos de París.
El ejemplar fue capturado por las tropas de Wellington el 18 de junio de 1815 y trasladado al otro lado del Canal de la Mancha, donde su esqueleto está expuesto en el Museo Nacional del Ejército como botín de guerra y símbolo de la victoria.
Londres no quiso prestar la reliquia alegando su deteriorado estado, Convent fabricó una réplica en tres dimensiones de alta definición en un sofisticado material sintético.
Los detractores de la obra aseguraron, en redes sociales, que es “profanación” y “sacrilegio” usar algo tan poco noble.
Lentz trata de calmar los ánimos, sobre todo porque considera que ya hay bastante polémica en torno al bicentenario de la muerte de Napoleón, acusado por muchos de carnicero, dictador y esclavista.
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El especialista, una de las voces más reconocidas en Francia en la defensa de la figura del emperador, arrastra sin embargo a otros colegas, algunos de los más prestigiosos estudiosos del periodo bonapartista, escandalizados por una obra que no comprende.
“¡Que lo hagan en otro lugar, pero no en la tumba de Napoleón!. El caballo va a estar suspendido en el aire a apenas 50 centímetros del sarcófago. La gente no verá otra cosa, será difícil mantener el respeto y la meditación al difunto”, sentenió Lentz.
El profesor admite que no se siente capacitado para juzgar el valor artístico de la obra y que no se opone a que el arte contemporáneo se instale en lugares históricos. Pero no en una tumba.
Ante tanta polémica, el artista tuvo que defender su obra que, aseguró, conecta con los rituales funerarios de la antigüedad.
“En muchos casos, el caballo no era enterrado junto al caballero, si no suspendido por encima de su tumba, como una especie de vehículo hacia el más allá”, explicó Convent.
El Museo del Ejército, que alberga la tumba de Napoleón y que encargó la obra a Convent, evitó la polémica y su directora, Ariane James-Sarazin, aseguró que siempre han buscado el diálogo entre el pasado y el arte contemporáneo.
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“No estamos ni en la reverencia ni en la irreverencia, ni en la provocación ni en la complacencia”, explicó.
Algunos diputados llevaron la discusión hasta el despacho de la Ministra de Defensa, Florence Parly, última responsable de un museo de adscripción castrense.
Lentz espera que el próximo día 5 se realice la ceremonia de conmemoración de los dos siglos de la muerte de Napoleón, a la que tiene previsto asistir el presidente, Emmanuel Macron, junto a Jean-Christophe Napoleón, actual príncipe del linaje que fundó el emperador.
“Damos una tregua, pero nuestro objetivo es que la obra no vea la luz”, subrayó el historiador.
Con información de EFE
