AP.- La embajada de Estados Unidos anunció este viernes que limitará drásticamente sus actividades consulares debido a la prohibición rusa de contratar personal local.
La embajada estadounidense en Rusia dijo en un comunicado que, a partir del 12 de mayo, reducirá los servicios consulares ofrecidos para incluir sólo servicios de emergencia para ciudadanos estadounidenses y un número muy limitado de visas de migrantes.
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Esta reducción en los servicios de emergencia, señaló la embajada en un comunicado, puede estar “retrasada o limitada debido a la capacidad limitada del personal para viajar fuera de Moscú“.
El procesamiento de visas de no migrantes para viajes no diplomáticos cesará. También se dejará de ofrecer servicios notariales de rutina, informes consulares de nacimiento en el extranjero o servicios de renovación de pasaportes.
La embajada advirtió que no puede responder ninguna pregunta específica sobre la residencia rusa o las visas rusas e instó encarecidamente a cualquier ciudadano estadounidense presente en Rusia que tenga una visa vencida a salir de ese país antes del 15 de junio, la fecha límite establecida por el Kremlin.
“Lamentamos que las acciones del gobierno ruso nos hayan obligado a reducir nuestra fuerza laboral consular en un 75%, y nos esforzaremos por ofrecer a los ciudadanos estadounidenses tantos servicios como sea posible”, dijo la embajada.
El gobierno ruso ha tomado medidas para prohibir que la embajada y las oficinas consulares de Estados Unidos en ese país contraten a ciudadanos rusos y de países terceros como parte de su represalia a un conjunto de nuevas sanciones del gobierno de Joe Biden por la interferencia de Rusia en las elecciones presidenciales. El Kremlin ha negado estas acusaciones.
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El 15 de abril, Estados Unidos ordenó la salida de su territorio de 10 diplomáticos rusos, apuntó a docenas de empresas y personas e impuso nuevas restricciones a la capacidad de Rusia para pedir dinero prestado.
Al día siguiente, Rusia hizo lo mismo con 10 diplomáticos estadounidenses. También colocó en la “lista negra” a ocho funcionarios estadounidenses actuales y anteriores y endureció los requisitos para las operaciones de la embajada de Estados Unidos.
