Descubren el fósil de un tiburón con “aletas de mantarraya” en México

Descubren el fósil de un tiburón con "alas" de manta
El fósil del Aquilolamna milarcae, el cual fue descubierto en México. FOTO: REUTERS

En una rocas que datan del Cretácico, encontradas en México, se descubrió el cuerpo de un tiburón que tiene grandes aletas similares a “alas” con rasgos de una mantarraya.

Un trabajador halló los huesos de un animal que se encontraban sobre una roca de hace 95 millones de años, el esqueleto sorprendió al paleontólogo Margarito González González así que lo preservó para que pudiera ser analizado.

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El fósil, de dos metros de longitud, fue nombrado Aquilolamna milarcae y representa una especie de tiburón que no se parece a ninguna otra.

“Lo primero que pensé al ver el fósil fue que esa morfología única era totalmente nueva y desconocida en tiburones”, dijo Romain Vullo, paleontólogo del Museo Estatal de Karlsruhe, en Alemania, autor principal del estudio que se realizó sobre el fósil.

Los vestigios de tiburón se identifican generalmente por sus dientes y elementos de su columna vertebral, pero este fue todo un hallazgo por su rareza.

El Aquilolamna no presenta dientes, pero el paleontólogo líder aseguró que pertenece a la misma familia de tiburones blanco, mako y peregrino. Llegaron a esta conclusión por la cabeza ancha y larga, además por las aletas parecidas a “alas” sugieren que no era un cazador sino que se alimentaba por filtración, esto quiere decir que abría la boca para colar el plancton y otros pequeños organismos en el agua.

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El espécimen posee características de tiburones y de mantarraya, las cuales no evolucionaron hasta millones de años después. Las aletas pectorales extendidas son muy similares a las mantas mobula, con amplias alas submarinas.

Esto significaría que el Aquilolamna es uno de los animales más antiguos que se conocen hasta ahora y que se desplazaba mediante el “vuelo submarino”.

“El Aquilolamna podría haber nadado relativamente despacio con movimientos leves de la aleta caudal (de la cola) y las largas aletas pectorales actuaban principalmente como estabilizadoras”, destacó Vullo.

La morfología del fósil es poco común en tiburones, los cuales evolucionaron hacía el Cretácico a una forma más similar a la que conocemos en la actualidad. El Aquilolamna pondría en evidencia que existía una gran variedad de tiburones durante más tiempo de lo pensado.

A pesar de las investigaciones hechas al espécimen, no todos los científicos coinciden en que este animal tenga semejanzas con una mantarraya.

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