Anticipándose a los esfuerzos del gobierno estadounidense para desafiar el ascenso tecnológico de China, los líderes del país asiático aceleran los planes para lograr este crecimiento por su cuenta.
China busca abordar las vulnerabilidades en la economía del país que podrían frustrar sus ambiciones en una amplia gama de industrias, desde teléfonos inteligentes hasta motores.
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Según un análisis realizado por el diario The New York Times, China inició desde 2015 con los planes para eliminar la dependencia tecnológica de Estados Unidos, sin embargo, no ha logrado cumplir sus objetivos. Con más países desconfiando del comportamiento de China y su creciente poder económico, el impulso por la independencia tecnológica ha adquirido una nueva urgencia.
El nuevo plan quinquenal del país, publicado el viernes pasado, calificó el desarrollo tecnológico como una cuestión de seguridad nacional, no sólo de desarrollo económico, lo que significa una ruptura con el plan anterior.
El plan indica aumentar el gasto en investigación y desarrollo en un 7% anual, incluidos los sectores público y privado. Esa cifra fue más alta que los aumentos presupuestarios para el ejército de China, que está programado para crecer un 6.8% el próximo año, lo que aumenta la perspectiva de una era de competencia similar a la Guerra Fría con Estados Unidos.
Las promesas de gasto siguen a cuatro años tumultuosos durante los cuales el expresidente de Estados Unidos, Donald J. Trump, sacudió al gobierno de Xi Jinping al restringir el acceso a la tecnología estadounidense para algunos de sus gigantes corporativos, incluido Huawei.
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El país está liberando decenas de miles de millones de dólares en su industria tecnológica. Está catalogando los sectores en los que Estados Unidos u otros países podrían cortar el acceso a tecnologías cruciales.
Cuando los líderes chinos publicaron sus planes económicos más importantes la semana pasada, expresaron sus ambiciones de convertirse en una superpotencia de innovación.
El primer ministro de China, Li Keqiang, detalló la semana pasada distintas propuestas para acelerar el desarrollo de semiconductores de alta gama, sistemas operativos, procesadores de computadoras, computación en la nube e inteligencia artificial.
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China busca regresar a su objetivo de convertirse en un competidor global en telecomunicaciones, autos eléctricos y otras tecnologías rentables. Esto aviva la tensión comercial con Estados Unidos y Europa, que se quejan de que las tácticas de Beijing violan los compromisos de apertura de mercado y perjudican a los competidores extranjeros.
Li prometió avances para frenar las emisiones de dióxido de carbono, claves para el calentamiento global, en un paso más para cumplir la promesa realizada el año pasado por el presidente, Xi Jinping, de alcanzar neutralidad de emisiones en 2060. Pero evitó establecer objetivos agresivos que puedan afectar al crecimiento económico.
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Esta nueva estrategia, hasta cierto punto, cambia el nombre de la anterior campaña Made in China 2025, que buscaba impulsar al país a partir de tecnologías de vanguardia. En términos generales, se propuso producir el 70% de los componentes básicos que los fabricantes chinos necesitaban para 2025.
Ese plan asustó a los socios y contribuyó a una dura guerra comercial con Estados Unidos que se agravó durante el mandato del expresidente Donald Trump.
Además del plan tecnológico, China también anunció planes para reforzar el control sobre Hong Kong, reduciendo la participación ciudadana en el gobierno. El gobierno china ha reforzado su persecución a disidentes mientras Xi Jinping intenta cimentar una imagen de líder histórico al reclamar el lugar que le corresponde a China como potencia mundial.
Un alto funcionario anunció el viernes pasado que el comité proBeijing, que elige al líder de Hong Kong, nombrará también a algunos integrantes de su legislatura, dentro de una importante reforma que aumentará el control de China en la política de dicho territorio autónomo.
